Thursday, June 21, 2007

LA GAITA: PASIÓN MUSICAL DE OVEJAS (2002)

* Osvaldo Frank Manjarres Fuentes

Ovejas es un pueblo con lomas pavimentadas, algunas inmensas casas de madera con techo al estilo caballete y de zinc, pero con una arquitectura de mucha aireación. Otras construcciones tienen la estructura de la época moderna.

Durante su festival la gente posee una alegría espontánea y el hombre, específicamente, se vuelve totalmente parrandero en un ambiente de sano esparcimiento, sin distinción clasista, porque el evento se convierte en un carnaval en donde todo el pueblo se confunde en un solo ente social, entonces entre sí bailan la gaita y sus variantes: niños, jóvenes, adultos y viejos ponen a prueba su espontaneidad. La edad no importa, ni la coreografía tampoco, sin embargo, la mayoría la baila sin salirse de su ritmo y de sus pases. Ahora las nuevas generaciones están realizando la perfección rítmica e instrumental de ese género con las escuelas de gaitas. Los Ovejeros son gaiteros sanguíneos: su tipo de sangre tiene un factor positivo, porque sienten la gaita, que con facilidad hierve en sus venas calentando todo su cuerpo. La bailan con una cadencia y elegancia artísticamente admirables, con esos pases arrastrados que se mueven en diferentes posiciones o en semicírculos, o mejor, lo hacen hacia delante, de pronto se paran y se devuelven en el mismo sentido, pero sin voltear el cuerpo.

Simultáneamente los brazos también bailan; sus movimientos acompasados no solo acompañen el cuerpo, sino también marcan el camino coreográfico de la pareja. Toda la anatomía corporal guarda simultaneidad simétrica con planos artísticos dentro de sus ritmos. El baile, se convierte en una manifestación de esteticidad, el espectador-sujeto lo percibe como la relación que se guarda con la belleza, lo impresito o perceptivo, procedente del sentir: el sentido de sentir lo que se observa y analiza.

No podemos dejar de mencionar la significación textual de la gaita (y demás ritmos); sus composiciones tienen una identificación cultural con su medio, ya sea social, geográfica costumbrista, o versos envueltos en la idiosincrasia de un pueblo que siente sus instrumentos con el aroma del tabaco y se mece con su música en los Montes de María.

Lo poético y lo metafórico tampoco están exentos del campo literal de la gaita. Sus compositores tienen capacidad creativa para producir canciones poéticas, con recursos literarios.

Un ejemplo de la inventiva acerca del problema social es el porro de Gerson vanegas, Dime Violencia.

Oigo llanto, oigo llanto en la serranía
En los cerros y en las llanuras
Son los hombres de la tierra mía

Dime violencia, dime que buscas en
/mi pueblo
aquí están los blancos pañuelos
para decirte que en una gaita
la paz es melodía

Otro trabajo musical en porro, es la esencia para mostrar características poéticas: Gaita y Tambores, de Juan Carlos Díaz, quien referencia esta particularidad literaria.

Un clamor se oye en el cielo de
/melodías placenteras
Es el castigo de un cuero con el
/menear de unas caderas
El pie arrastrado por el suelo sobre
/tierras tabacaleras
Las mujeres que están gozando forman
/un baile de emociones
Y de sus pechos van brotando sudor
/de gaitas y tambores…


Tomando otros títulos del mismo álbum notamos la actitud irónica y mma-gallista del hombre del Caribe Colombiano, parte de su propia idiosincrasia y costumbres, de su convivencia de su sensibilidad amorosa, de la vida, del sudor de la frente y específicamente de la fraternidad calorienta del pueblo Ovejero. Anotemos esos títulos: De esa tuve una, Las interesadas, Conmigo que nadie se meta, Esa Gordita.

“La gaita es música de paz. Sus mensajes han sido y son en la actualidad cantos sencillos, espontáneos, sinceros, llenos de amor y sabiduría; cultura popular con lal que se le canta a la vida, se le canta al lanoreo…” (L.D. “Acompañado de gaita”2)

Ovejas es celoso con su representación musical. El pueblo es enemigo de los picós en tiempos de Festival, porque no muestran la tradición musical de los palitos, que sí despiertan el ánimo de los campesinos que bajan de las montañas para escuchar los pitos, las tamboras y las maracas que resuenan sin morir.

Este Festival es un tributo común a la recreación, a la diversión; sin ser un carnaval, el pueblo se escapa de la vida cotidiana y hace un paréntesis para vivir un desdoblamiento festivo. Es una fiesta popular con mucha espontaneidad y preservación musical.

La gaita es un patrimonio cultural del pueblo Ovejero, porque expresa su pensamiento, su quehacer doméstico. La gaita es la representación cultural de Ovejas. El sociólogo magdalenense Edgar Rey Sinning anota sobre este tipo de manifestación: “Las manifestaciones culturales son un elemento fundamental en la historia de un pueblo, al igual que las creencias religiosas; mejor aún. La cultura es el producto de esta historia, son las masas las que pueden preservarlas y crearlas, las manifestaciones culturales son el fruto de la imaginación del hombre” 1.

La gaita tiene su cultura, cuando referencia la significación de una lengua o de un dialecto; tal vez cuando marca la idiosincrasia popular de un campesino que tiene su propia historia y costumbres. Es la expresión de un pueblo que extrovierte su corazón, manifestando su sentimiento comunitario, familiar y nostálgico como la propia gaita, constantes que llegan a la justicia social en medio de la algarabía gaitera.

Hay que precisar, que la gaita ejecutada en Ovejas-Sucre y por extensión en nuestra Costa Atlántica es un instrumento técnicamente sencillo. No posee plena belleza estética, su belleza está en la música sutil y melancólica (cuando se trata de variantes como la cumbia y el porro) que el ejecutor sin academia musical hace brotar de los orificios del instrumento, sólo el ejercicio con los movimientos de los dedos al instante de definir una nota y el oído musical perseverante, consigue plenamente la melodía. Además de sus fabricadores tienen que emplear sus dotes artesanales y aguda audición musical para conseguir un aparato profesionalmente apto: con unos inadecuados pitos se puede perder el poder de mercadeo. Se estila una sana competencia dentro de una pequeña industria artesanal. En Ovejas los fabricadores veteranos resultan primordiales, mas que todo cuando éstos han sido gaiteros. Es una técnica bajo un silencio de conocimientos, sin gritos a viva voz de lo que se sabe. Lo de sencillo, porque no posee esa parafernalia ni accesorios inútiles, aunque algunos críticos opinan que tiene sus limitaciones instrumentales.

Pero no solamente reviste importancia su fabricación y utilización, sino la función sociocultural y folclórica que ha institucionalizado la gaita, su música y baile, porque su sentido de pertenencia hace parte de la cultura del pueblo Ovejero. Ovejas y sus regiones vecinas tienen su propia cultura gaitera, con valores arraigados, llenos de sabor, de alegría, de organización cuando se trata de los grupos musicales proyectados.

Sin duda alguna, que el Festival Nacional de Gaitas es una especie de universalización en el sentido de la difusión y promoción del folclor musical colombiano, en un certamen que recoge la filosofía, la sociología, el humor, la narración, la picaresca, lo mítico, las penas y alegrías de un pueblo que le brindó amor sin cautiverio a un mochuelo de los Montes de María y que acompañado de las gaitas, canta su lírica canción.

El autor es samario, Licenciado en Filología e Idiomas, U. del Atlántico. Especialista en Español y Literatura, U. de Pamplona. Cuentista y periodística cultural.

NOTAS:

1. L.D. “Acompañado de gaita”. Fondo Mixto de Promoción de la Cultura y las Artes de Sucre
2. Rey Sinning, Edgar. El Carnaval, la segunda vida del pueblo. P & J. 2000.