Saturday, November 25, 2006

FIESTAS DE GAITAS Y TAMBORES EN LA NOCHE (2005)

Un homenaje a nuestros viejos juglares de la gaita y dos grandes de la literatura Caribe: José Ramón y Jorge Artel


Entre verdes montañas que acarician los vientos alisios que recogen los milenarios olores del tabaco y el murmullo de la Chuana indígena, se erige un hermoso pueblo llamado Ovejas. Allí donde no existe límite entre el cielo y la tierra porque las nubes se atreven a bajar y caminar entre las faldas de las montañas y sus calles, hace 229 años, un 2 de junio de 1776, Antonio de la Torre y Miranda reunió a familias dispersas en la región para fundar a un pueblo que ha sido protagonista de su propia historia.

Para referirnos a esa historia de Ovejas, hay que hablar de la poesía que emana de sus bellos paisajes, sus “largos sones lánguidos de otro tiempo”, sus “dioses sonámbulos de la alegría”, como también dice José Ramón Mercado, “dioses que parieron el tambor de cuero, el llamador que trasiega y la maraca trémula, dioses alucinados bajo las estrellas altas” como Francisco Llirene que hicieron con sus manos ágiles salir de los viejos tambores los más bellos sonidos que llamaban a las viejas gaitas al encuentro nupcial bajo la luz de la luna y las espermas, o como diría Jorge Artel con su poesía, “Tambores en la noche que hablan y es su voz una llamada tan honda, tan fuerte y clara que parece como si fuera sonándonos en el alma”.

Esa es Ovejas, que celebra cada año en el mes de Octubre el evento más importante no solamente musical sino poético de las gaitas. Gaitas que en las noches Ovejeras nos hacen soñar, nos embrujan el alma para reencontrándoos con nuestras raíces, gaitas y tambores en la noche testigos de encuentros sobrenaturales como los del demonio derrotado por los fuertes y sabios golpes de tambor en Encarnación Tovar, gaitas y tambores en la noche testigos del encuentro de los grandes de nuestra música en la plaza de Ovejas, gaitas y tambores en la noche que gimen, gritan y lloran a sus príncipes y sacerdotes que ya no los acarician, dioses que se han marchado por los caminos donde el tiempo ya no es, a componer y sonar otras cumbias, otros porros y otras gaitas.

Maestro Toño Cabrera, enrique Arias, Sebastián Mendoza, encarnación Tovar (el diablo), Victorio Casiano, Medardo Padilla, Fernando Mosquera... y los maestros que aún nos acompañan, gracias por sus enseñanzas, por su legado, estoy seguro que las nuevas generaciones seguirán llevando la emoción en el alma y en sus manos para arrancarle las angustias, la dulzura y la alegría a esas viejas gaitas y tambores en la noche para seguir engalanando la plaza principal de Ovejas en el hermoso Festival nacional de Gaitas “Francisco Llirene”.


Bibliografía:
Mercado José Ramón. AGUA DEL TIEMPO MUERTO. P. 165,166.
Dominical. El Universal. Agosto 21 de 2005. p. 6


Por Armando Rivero Manjarrez