Tuesday, November 24, 2009

EL FESTIVAL NACIONAL DE GAITA FRANCISCO LLIRENE, OVEJAS, E IDENTIDAD CULTURAL (1993)

Por Aquiles Escalante, Antropólogo



Desde muchos antes de la existencia jurídica de la Constitución de 1991, nuestras investigaciones en el campo de la ciencia integral del hombre arrancaban del hecho de que en el estado nación que es Colombia existen diversas regiones geográficas habitadas por tipos humanos portadores de subculturas regionales y una personalidad básica distinta.

En efecto, la Antropología y la moderna historia vienen dedicando sus mejores elogias mentales al estudio y comprensión de esas particularidades. Colaboran hermanadamente en la tarea las neohumanidades y las humanidades clásicas. Comparten el mismo interés por entender al hombre colombiano, trazándose su perfil cultural sin perder la noción de totalidad.

Con rigor crítico se toma como unidad de análisis la comunidad más representativa, para atender la región y los complejos culturales, mediante unn estudio sistematizado de las diferencias y similitudes en la estructura y funciones de las instituciones socioculturales, en el ETHOS o conjunto de valores culturales, en los gustos y prejuicios compartidos.

En forma paralela se aportan los cambios de tipo sociocultural, las transformaciones económicas demográficas, políticas; las tradiciones, la historia de la gente con sus virtudes y defectos.

Verdad inconclusa es que hasta el momento es imposible definir con certeza cuál es el hombre colombiano tipo; nuestros compatriotas, por el contrario, están muy identificados con sus subculturas regionales.

Expresando las ideas anteriores en la forma bella y elegante característica de los literatos, repetimos al unísono con Eduardo Caballero Calderón:

“… es que el hombre colombiano como tipo genérico no existe. No existe como expresión de una raza, ni de una tradición común, ni de una nueva cultura”.

Para ayudar a reflexionar a nuestros lectores en la temática de moda: subculturas e identidad regional, consideramos conveniente transcribir los conceptos de región y cultura propuestos en la ponencia presentada por la Universidad al V Congreso nacional de Antropología, Villa de Leiva, 1989:

“La región es un espacio construido a partir de procesos históricos económicos, sociales, políticos y culturales que en su conjunto delinean una red de relaciones sociales específicas que se articulan en una totalidad dentro de un espacio geográfico determinado y que generan el sentimiento colectivo de construir una unidad diferente de otras unidades o regiones”.

La subcultura de una región “es, ante todo, esa manera de vivir y de morir, ese conjunto de reglas que definen las relaciones humanas fundamentales entre hombres y mujeres, entre parientes y niños, entre amigos y vecinos; en síntesis, es una cultura vivida, inmediata local la que se convierte en el condicionante primario de los comportamientos, actitudes y expectativas del antioqueño del oriente”.

Según la misma ponencia dos imágenes culturales identifican la subcultura de la subregión oriental antioqueña: el hombre de empresa y la madre.

En el caso particular de la gran región geográfica Costa Caribe, la subregión Sabanas de Sucre ha sido objeto de ensayos que nos proporcionan una visión básica de su haber cultural. Uno de sus elementos estructurales es Ovejas.

Sirve de escenario al hombre de sombrero vueltito y abarcas tres puntá, bellas mujeres, alimentados por una economía tabacalera, ñame y suero.

Pueblo musical por tradición, sus aires representativos son: la gaita, la cumbia y el porro, expresiones musicales y danzarias que impregnan la identidad musical del sucreño. El Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene” en Ovejas, el de Pito Atravesao en Morroa y el Encuentro Nacional de Bandas en su capital Sincelejo, constituyen los mejores indicadores.

En octubre del presente año de 1993 se desarrollará por novena vez el festival de Ovejas. Trátase de un fruto óptimo sembrado por la inteligencia de un selecto grupo de intelectuales, educadores, profesionales y hombres de acción ovejeros, impulsados por el amor al terruño y la ideología de la cultura popular.

Bien sabían los impulsores iniciales que para que el éxito nos acompañe en la vida es imprescindible trazarse objetivos claros y lo que es más importante, alcanzarlos. De ahí que en la primera versión del denominado Festival nacional de Gaitas “Francisco Llirene”, díjose que fue organizado “con el objeto de rescatar, fomentar y promocionar la música de gaita”.

Los cambios socioculturales generados por la industrialización del país y los modernos medios de comunicación condujeron, según un escritor nativo, casi al olvido total de la música utilizada regularmente por los campesinos para animar las velaciones, los fandangos y otros festejos culturales populares. Según Jairo Mercado, “recuperarla si deformarla”, aludiendo a lo que ocurre con otros festivales.

Directivos de muchas luces, comenzaron por lo lógico y natural: fundar escuelas de gaitas para adiestrar a los niños y jóvenes en el manejo del instrumental pertinente, y organizando concursos como formas de estímulo.

Es agotadora la organización del evento anual; sin embargo, cada año son evidentes los progresos “en el aspecto logístico, organizativo y de proyección a la comunidad”. Por fortuna, no aparece en Ovejas la figura de la “Cacique” o del “Cacique”. Guiados por el altruismo y un profundo espíritu democrático, se rota la presidencia y demás cargos directivos. De ahí que hoy exista un formidable grupo de personas capacitadas para la dirección del evento, portadoras de mucha mística y amor por la comunidad.

La utilización de los comités de apoyo y el entrenamiento de jóvenes entusiastas ha logrado la creación de un SPRIT DE CORPS entre dirigentes y el pueblo.

Para ello se movilizan todos los modernos medios de comunicación, gracias a lo cual se trasciende en términos regionales y nacionales. Una magnífica revista anual, gestada por la junta directiva, recoge en sus páginas el pensamiento de los intelectuales ovejeros, costeños y colombianos en general. De ahí la claridad que hoy se tiene sobre todo lo atinente a la gaita, al igual que sobre la economía, la cultura y la personalidad del ovejero.

Durante el mismo se promueven otras actividades culturales; muestras pictóricas, artesanales y arqueológicas; conferencias sobre la gaita y la cultura popular a cargo de los intelectuales más versados en la temática. Plegables bien concebidos, participación de la prensa, la radio y la televisión le dan la trascendencia merecida.

Sin embargo, lo más digno de destacar como característico del festival de la Gaita es la participación popular, claro indicativo de la identidad del ovejero con su gaita, admira ver como los nativos, comenzando por los niños y jóvenes de gaita. Es impresionante el garbo, la elegancia y la maestría de las bellas ovejeras deslizándose al compás de su musica ancestral.