Tuesday, November 24, 2009

LA GAITA SON ANCESTRAL (1993)

Por Enrique Luís Muñoz Vélez
Filósofo Antropólogo e Investigador Musical



Nuevamente la música nos convoca en torno al Noveno Festival de Gaitas en Ovejas. Pues bien, no es un Festival más, sino el encuentro de músicos que comparten una misma cultura sonora. Desde el remoto pasado la gaita nos enrostra el ayer precolombino, con sus fraseos atávicos, que miran hoy altaneramente la pervivencia de un instrumento, de un ritmo y de un son ancestral.

Si algo permite mostrar las manifestaciones de la vida es la música, porque ésta sin lugar a dudas es la mismísima vida. Y desde la instancia de Ovejas volvemos a renacer con aires musicales con olor a tierra de sembradura. Las variables rítmicas de un lenguaje arraigado en el campo, y para la vida llena de aromas florales y apegado al barro mismo que amasaron nuestros abuelos viejos danzarines hermanados a través de la música.

Esa gran masa de seres que sienten y piensan al compás de una cultura subsidiaria de otros movimientos musicales, que se asientan en Ovejas, y en verdad obedece a una amplia zona circundante por los Montes de María, como una unidad regional cultural. Pero en aras a la verdad diremos que el instrumento objeto de la convocatoria se halla en otros lugares distantes entre sí y guardan la mis característica tonal.

La gaita pertenece a la organología precolombina, supone la afirmación una nomenclatura ordenada desde la cultura occidental, y por supuesto un desconocimiento intencional de una cultura enraizada a la tierra, donde habitaron hombres y mujeres, niños y ancianos, que giraron apegados a sus costumbres y a las maneras de asumir la vida, en una relación intima con la naturaleza, que le perteneció, al espacio en donde se desarrollaron el acervo cultural de siglos.

Entonces, la gaita como instrumento presenta un nombre ordenado culturalmente desde occidente. La configuración de nuestro instrumento está dada con elementos de la tierra, cuya confección es artesanal, distante y ajena a la gaita europea. Aquella, en forma y tonalidad rompe con la estructura de la nuestra. Europa apalabra todo a imagen y semejanza de su entorno cultural. Esa soberbia los llevó a pisotear la cultura encontrada, la arrasan e imponen su impronta cultural: la aculturación. Y por aculturación nuestro instrumento dejó de ser chuana, ese nombre de estirpe aborigen desaparece durante mucho tiempo; en la bahía los ancianos de Barú, Loro, Santana y Bocachica llamaban chuana al instrumento de viento, y me estoy refiriendo a una población negra, en otro caserío playero en la Boquilla, hubo esta manifestación musical, los mayores denominaban chuana. La gaita (chuana) carece de odre; el aire sale directamente de la persona que la tañe, éste solo hecho la descalifica del nombre impuesto por Europa, sin embargo, el uso del término terminó por esconder el vocablo ancestral de chuana, sugerido y desempolvado por el investigador Manuel Huertas Vergara.

Entre tanto, la chuana en el contexto del Caribe Colombiano y la chiana en México son instrumentos indígenas de vientos, son verticales y aún perviven en el mundo sonoro. En gracias a la polémica sana revivimos el nombre y a su vez detallaremos descriptivamente la gaita Occidental:

“nombre genérico de varios instrumentos con una o varias lengüetas de caña (sencillas o dobles) conectadas a un depósito de aire, que lo suministra a dos caramillos o pequeños oboes; también, concretamente, el nombre de las variedades irlandesas y escocesas de esa familia, uno o dos caramillos tienen agujeros y se emplean para llevar la melodía, en tanto que los otros, llamados bordones y roncones, producen sólo un tono cada uno y llevan el acompañamiento. En algunas gaitas el aire en el depósito se obtiene de la boca del ejecutante, a través de un tubo adicional para soplar, en tanto que en otras gaitas el aire lo suministra un pequeño par de fuelles colocados debajo del brazo del ejecutante (1)”.

La fonética de chuana en Colombia y de chiana en México nos acerca a una pronunciación enlazada étnica y lingüística, y a su vez nos distancia fonéticamente del término gaita. Ahora, entre la chuana y la chiana existen grandes diferencias en sus formas y en sus timbres.

El musicólogo Luís Antonio Escobar con respecto a la gaita dice: “Lo cierto es que los instrumentos de los indios que analizamos quedaron bautizados por los españoles, muy mal bautizados, con el nombre de gaitas y ahora hasta los propios indígenas los llaman así”.

La música producida en los instrumentos (gaita hembra y macho) armonizan sus melodías con un recurso técnico sólo conocido por los Mayas, así lo ha sostenido Luís Antonio Escobar presenta un bajo variante, en general de tónica, subdominante y dominante, es decir, los tres bajos y sonidos más importantes armónicamente que implican aunque no conforme una melodía sustentada en la armonía. Luís Antonio Escobar y Emirto De Lima musicólogo barranquillero, por medio de ensayos han manifestado la necesidad de defender el instrumento primigenio, como sus fraseos melódicos: no es gratuito que orquestadores internacionales hayan volcado éste aire a formatos sinfónicos, mientras los músicos nuestros permanecen indiferentes al ritmo raizal, se si avergüenzan de nuestra raíz musical no les cause extrañeza, que se avergüencen del pueblo donde nacieron, y también podrían negar a sus madres.

La gaita fue el basamento sonoro que permitió anudarse con la rítmica del negro tamborero, aparecen dentro del vientre de lo sincrético la cumbia y el porro. Es posible que ese maridaje musical en pasaje remoto haya estado disperso, sólo la gaita lo anuda en el tiempo; pues sería válido decir que, la cumbia y el porro adquieren formas musicales en el seno de la gaita. Esa posibilidad la alimentó en el aspecto danzario de la cumbia y en indicios históricos que en sus inicios el porro se dio a golpe de tambor membranófono truncado.

Con el paso del tiempo las piezas sueltas de una cultura sincrética daría su parto sonoro definitivo. En Cartagena de Indias encontramos una fotografía de dos gaiteros negros, dicha foto data de 1910, sabrá Dios por donde andará la fotografía extraviada de los dos indígenas entretenidos con sus tambores; se abrirá una luz esclarecedora cuando en torno a la gaita se haga un encuentro de músicos, musicólogos, antropólogos e historiadores y demás investigadores, para así establecer con conceptos y alinderar nuestras intuiciones que conduzcan a la construcción de una historia de nuestro aire primerizo y sus respectivas derivaciones rítmicas.

Hace cincuenta y cinco años un músico sinfónico nutrido en los aires del solar nativo se encrespó en el Primer Encuentro de Música Iberoamericano, obteniendo el primer premio de ese festival. La pieza ganadora fue intitulada: “Pequeña Suite”, cuyo remate rítmico-melódico armónico se sustenta en un motivo creado por un compositor Ovejero, allí Adolfo Mejía, retoma de Germán Lambraño ese paisaje melódico robustecido en el caudal de lo sinfónico.

Nuestra historia musical por lo menos desde la instancia de la cultura caribeña arranca desde la gaita ancestral.

Sones y bailes de gaita. Así intituló el investigador Roberto Castillejo, en la Revista Divulgaciones Etnológicas, de 1956, en el cual dice: “La música, aunque originalmente el nombre de gaita designo únicamente el instrumento, más tarde se llamó también con él a la música. Los campesinos se refieren a ella como sones o toques de gaitas, nombre de cálido carácter descriptivo bastante simplista, como ocurre generalmente con la música o los bailes campesinos. El carácter de la música es bucólogo, a veces imitativo o interpretativo, cuando imita el canto de los pájaros o sugiere estados de ánimos o escenas campestres, ya sea en la gaita corrida o en el son indio del monte (son indígena)”.

La gaita nos sitúa en este instante redescubrir la real historia ordenada desde nuestras propias visiones, con una profunda reflexión filosófica desde nuestro solar nativo y con un lenguaje que escarbe el ayer que nos acuna desde siempre…

Bibliografía:
La música en Cartagena de Indias
Luís Antonio Escobar, 1985.

De la música popular a la música elaborada
Enrique Luís Muñoz Vélez

Ahora todos somos Caribe
Enrique Muñoz Vélez

La música precolombina
Luís Antonio Escobar.

Revista del 7º Festival Nacional de Gaita

Los instrumentos musicales en el mundo
Francois Tranchefort

(1) Diccionario de Música Harvard