LA GAITA LENGUAJE Y EXPRESIÓN DEL COTIDIANO VIVIR OVEJERO (2001)
Luís Abelardo Garrido Pérez
Es mucho lo que se ha dicho de Ovejas. Es uno de los pueblos de la costa caribe, más conocido incluso en el ámbito internacional. Este conocimiento, sin embargo, es incompleto y muchas veces distorsionado.
Algunos, los más lejanos en el tiempo y en la distancia, relacionan y referencian a Ovejas con la producción, procesamiento y exportación de tabaco negro; otros, los más cercanos, solo la identifican con situaciones del orden público y de delincuencia común; y es frecuente que, al ovejero se le estigmatice con los apelativos de guerrillero, atracador o extorsionista.
Sin embargo, es esta una apreciación hecha a priori y por demás injusta; porque, sin desconocer la presencia del conflicto social, la inmensa mayoría del pueblo ovejero, son personas laboriosas, honestas, extrovertidas, alegres y, sobre todo, amantes de sus tradiciones y de su folclor.
La guerra, que vive todo el país y que lo contagia todo, ha tocado el alma de Ovejas y ha logrado silenciar el espíritu extrovertido y dicharachero del hombre ovejero, impidiéndole expresar libremente, sus temores, su descontento y su protesta contra una situación que le ha sido impuesta desde afuera.
El único lenguaje auténticamente libre, que las balas y la intimidación, no ha podido silenciar y que a su vez convoca más a la comunidad, es el folclor.
Lo folclórico en Ovejas, es algo esencial; es el alma del pueblo; sobresale la gaita como ritmo y lenguaje y como expresión cultural. El folclor es, pues, un gran nivel en donde la cultura se expresa; tiene la posibilidad de ser lenguaje y expresión, más del cotidiano vivir que cualquier otra cosa.
El folclor, y especialmente la Gaita, ha permitido que el dolor se exprese, que el descontento se cante; que la inconformidad con lo que ocurre, se vuelve poesía. Es muy fácil afirmar que el acontecer diario del pueblo lo podemos leer en sus gaitas que se lamentan, que protestan, que denuncian, que claman justicia, que indican la verdad, que canta al amor, que ayudan a mitigar el ácido sabor del desengaño y el despecho, que elevan una plegaria por la lluvia, que piden la paz. Lo folclórico, en Ovejas, toca incluso el plano de la fe; fe o religión está estrechamente ligada a lo folclórico. Así, pues, las fiestas se constituyen en la oportunidad propicia para compartir con familiares y amigos. El Festival de Gaitas es la principal tribuna para gritar y mostrar al país entero, que Ovejas es un pueblo pacífico, laborioso y hospitalario, victima de una guerra importada e impuesta; que sin embargo, no ha logrado matar el espíritu acogedor y el alma generosa de una comunidad, que año tras año, abre sus brazos a los exponentes de las gaitas y a los amantes del folclor.
Es mucho lo que se ha dicho de Ovejas. Es uno de los pueblos de la costa caribe, más conocido incluso en el ámbito internacional. Este conocimiento, sin embargo, es incompleto y muchas veces distorsionado.
Algunos, los más lejanos en el tiempo y en la distancia, relacionan y referencian a Ovejas con la producción, procesamiento y exportación de tabaco negro; otros, los más cercanos, solo la identifican con situaciones del orden público y de delincuencia común; y es frecuente que, al ovejero se le estigmatice con los apelativos de guerrillero, atracador o extorsionista.
Sin embargo, es esta una apreciación hecha a priori y por demás injusta; porque, sin desconocer la presencia del conflicto social, la inmensa mayoría del pueblo ovejero, son personas laboriosas, honestas, extrovertidas, alegres y, sobre todo, amantes de sus tradiciones y de su folclor.
La guerra, que vive todo el país y que lo contagia todo, ha tocado el alma de Ovejas y ha logrado silenciar el espíritu extrovertido y dicharachero del hombre ovejero, impidiéndole expresar libremente, sus temores, su descontento y su protesta contra una situación que le ha sido impuesta desde afuera.
El único lenguaje auténticamente libre, que las balas y la intimidación, no ha podido silenciar y que a su vez convoca más a la comunidad, es el folclor.
Lo folclórico en Ovejas, es algo esencial; es el alma del pueblo; sobresale la gaita como ritmo y lenguaje y como expresión cultural. El folclor es, pues, un gran nivel en donde la cultura se expresa; tiene la posibilidad de ser lenguaje y expresión, más del cotidiano vivir que cualquier otra cosa.
El folclor, y especialmente la Gaita, ha permitido que el dolor se exprese, que el descontento se cante; que la inconformidad con lo que ocurre, se vuelve poesía. Es muy fácil afirmar que el acontecer diario del pueblo lo podemos leer en sus gaitas que se lamentan, que protestan, que denuncian, que claman justicia, que indican la verdad, que canta al amor, que ayudan a mitigar el ácido sabor del desengaño y el despecho, que elevan una plegaria por la lluvia, que piden la paz. Lo folclórico, en Ovejas, toca incluso el plano de la fe; fe o religión está estrechamente ligada a lo folclórico. Así, pues, las fiestas se constituyen en la oportunidad propicia para compartir con familiares y amigos. El Festival de Gaitas es la principal tribuna para gritar y mostrar al país entero, que Ovejas es un pueblo pacífico, laborioso y hospitalario, victima de una guerra importada e impuesta; que sin embargo, no ha logrado matar el espíritu acogedor y el alma generosa de una comunidad, que año tras año, abre sus brazos a los exponentes de las gaitas y a los amantes del folclor.
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