LUTO DE GAITAS (1994)
Por José Ramón Mercado
Bogotá, Octubre 4 de 1963
Eran como dioses sonámbulos de la alegría
Una precipitación de pájaros en la noche
Un golpe de viento alegre La Fiebre de las gaitas
Eran fabricantes de sones lánguidos de otro siglo
-Preludio del fuego y del esplendor-
Que echaban a rodar sus ansias cada madrugada
Como picapedreros de una música lejana
Eran dioses de una tierra de menos esperanzas
Embaucadores de penas con ron blanco de caña
Los gaiteros eran de un barro mezclado de música
Eran tocadores de gaita larga y de penas cortas
Brujos Alcaravanes nocturnos de ojos humildes
Casi brujos ebrios que manoseaban el aire de los recovecos
Sus manos gruesas repujaban las noches del ancestro
En el alba bragaron el son antiguo de sus gaitas
Bajo el fulgor de las gaitas el viento sabía a ron blanco
Yo bebí el ron caliente de sus noches ausentes
Eran como dioses sonámbulos de la alegría
Una precipitación de pájaros en la noche
En el claroscuro de las espermas en los callejones
Las mujeres derramaban el aceite de sus caderas
Eran gaiteros de una tierra que huele alegre
De voces roncas trasnochadas que bajaban de la plaza
Eran como dioses alucinados bajo las estrellas altas
Después se iban soñando por los caminos hacia el monte
Reencontraron Otras noches Otras cumbias Otros cielos
Eran dioses ciegos que parieron el tambor de cuero
El llamador que trasiega y la maraca trémula
La sembradura de la gaita Un golpe de viento alegre
Todavía me parece que oigo las gaitas en la plaza.
Bogotá, Octubre 4 de 1963
Eran como dioses sonámbulos de la alegría
Una precipitación de pájaros en la noche
Un golpe de viento alegre La Fiebre de las gaitas
Eran fabricantes de sones lánguidos de otro siglo
-Preludio del fuego y del esplendor-
Que echaban a rodar sus ansias cada madrugada
Como picapedreros de una música lejana
Eran dioses de una tierra de menos esperanzas
Embaucadores de penas con ron blanco de caña
Los gaiteros eran de un barro mezclado de música
Eran tocadores de gaita larga y de penas cortas
Brujos Alcaravanes nocturnos de ojos humildes
Casi brujos ebrios que manoseaban el aire de los recovecos
Sus manos gruesas repujaban las noches del ancestro
En el alba bragaron el son antiguo de sus gaitas
Bajo el fulgor de las gaitas el viento sabía a ron blanco
Yo bebí el ron caliente de sus noches ausentes
Eran como dioses sonámbulos de la alegría
Una precipitación de pájaros en la noche
En el claroscuro de las espermas en los callejones
Las mujeres derramaban el aceite de sus caderas
Eran gaiteros de una tierra que huele alegre
De voces roncas trasnochadas que bajaban de la plaza
Eran como dioses alucinados bajo las estrellas altas
Después se iban soñando por los caminos hacia el monte
Reencontraron Otras noches Otras cumbias Otros cielos
Eran dioses ciegos que parieron el tambor de cuero
El llamador que trasiega y la maraca trémula
La sembradura de la gaita Un golpe de viento alegre
Todavía me parece que oigo las gaitas en la plaza.
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