OVEJAS GUACA DE LA GAITA (1994)
Por Lic. Luís Amaya Buelvas
“Nunca he conocido, y aún no conozco, más que un medio para comprender bien, para situar bien la historia grande. Este medio consiste en poseer a fondo, en todo su desarrollo, la historia de una región”
LUCIEN FEBVRE
Ovejas, Morroa, Colosó y Chalán, conforman la subregión sucreña de los Montes de María, unidos desde siempre por la cuenca hidrográfica del riachuelo Pichilín, foco de expansión de las tribus Zenú que remontando sus afluentes los bautizaron con los nombres de Colosó, Yuyal, Chalán, Jonei, Vilu y Cambimba entre otros, estableciendo en sus cercanías los cacicazgos menores tributarios del Finzenú, donde los legendarios Oné y sus tribus se enseñorearon en la fantástica realidad de aquel país de los sueños. En este contorno nació la música chuana y de pito atravesao como puede colegirse de las descripciones sobre las piezas de orfebrería de los Zenú hecha por el cronista Juan de Castellanos:
“Y en hojas de oro todas aforradas;
Asimismo muy grandes tambores;
Flautas, diversidades de vasijas
Moscas, arañas y otras sabandijas”
Y, además del descubrimiento de una estatuilla de cerámica precolombina en el Corregimiento de Almagre; jurisdicción del municipio de Ovejas, que representa a un indio tocando Chuana. Estos testimonios irrefutables perfilan la subregión sucreña de los Montes de María, como una región con el aval histórico suficiente para legitimar en dos de sus Municipios Ovejas y Morroa la condición de Sedes Nacionales de dos de los festivales de la música más autóctona de nuestro país. El Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene” que se realiza en Ovejas alcanzando este año sin interrupciones la décima versión y del Festival Nacional de Pito Atravesao Pablo Domínguez, que exitosamente termina de culminar su sexta edición en Morroa.
Las condiciones fisiográficas de la subregión Montes de María, fue a partir del descubrimiento, conquista y colonización el teatro propiciatorio del Zambaje cultural de las tres razas y facilitó la confraternización de las danzas y músicas de las razas y grupos sociales más desfavorecidos en el trágico concierto del mestizaje. De este modo el son apacible y duzarron de las gaitas y pitos de los indios encomendados se mezcló con la polirritmia ágil y excitante de la tamborilería de los negros esclavos. Entre el interregno de los contactos iniciales “razzias”, “cabalgadas” y fundaciones de la primera mitad del siglo XVI y el reordenamiento, fundaciones y refundaciones, adelantadas por el capitán de ingenieros Antonio de la Torre y Miranda, comisionado real para tal efecto, en la segunda mitad del siglo XVIII, fue mucho lo que la geografía de la subregión Montes de María aportó para que los valores culturales y la riqueza espiritual de los indios y negros no sucumbieron del todo; y se aproximaran ineluctablemente las ruedas de bailes, de indios y negros, que terminaron conjugándose en una nueva danza y nueva música: La ¡Cumbia!.
Quizás ya había nacido el grito ¡Cumbia!; cuando el congregador de pueblos Don Antonio de la Torre y Miranda se dispuso a reunir, “a vecindarios los muchos habitadores que arrochelados y esparcidos por los Montes y… faltas de policía”, moraban en el “Nuevo partido de la Montaña de María”. Así entre los arroyos de Vilú y Mancomoján el día 2 de Junio de 1.776 el capitán de ingenieros De la Torre y Miranda fundó la población de San Francisco de Asís, delineando calles y plaza y repartiendo solares a 78 vecinos, como el propio De la Torre y Miranda lo constata en la noticia para el Virrey, sobre fundaciones verificadas en la provincia de Cartagena, fechada en Santa Fe el 18 de mayo de 1.784; luego de su fundación San Francisco de Asís comienza a distinguirse como un importante centro agrícola y a partir de 1.850, gracias al auge del cultivo y exportación del tabaco, en uno de los primeros centros agroindustriales del país.
Hoy, Ovejas, antigua San Francisco de Asís, entonando la canción de Iván Cabrera
“vamos pa’ Vilú
tierra linda, tierra bella
vamos pa’ Vilú
pa’ el manantial de la reina”
Invita al manantial de gaitas proveniente de Vilú, ancestral santuario Zenú, donde Francisco Llirene empautó sus manos y el tambor alegre. Desde entonces, por todos los confines de los Montes de María late incesante el eco encantado de los piques y repiques de Llirene, convocando al rescate de la Chuana y al a ratificación de Ovejas como sede inimitable e indesplazable del Festival Nacional de Gaitas, magno certamen folclórico, que este año arriba a su versión numero diez: GERMÁN GONZALEZ DE LA ROSA.
“Nunca he conocido, y aún no conozco, más que un medio para comprender bien, para situar bien la historia grande. Este medio consiste en poseer a fondo, en todo su desarrollo, la historia de una región”
LUCIEN FEBVRE
Ovejas, Morroa, Colosó y Chalán, conforman la subregión sucreña de los Montes de María, unidos desde siempre por la cuenca hidrográfica del riachuelo Pichilín, foco de expansión de las tribus Zenú que remontando sus afluentes los bautizaron con los nombres de Colosó, Yuyal, Chalán, Jonei, Vilu y Cambimba entre otros, estableciendo en sus cercanías los cacicazgos menores tributarios del Finzenú, donde los legendarios Oné y sus tribus se enseñorearon en la fantástica realidad de aquel país de los sueños. En este contorno nació la música chuana y de pito atravesao como puede colegirse de las descripciones sobre las piezas de orfebrería de los Zenú hecha por el cronista Juan de Castellanos:
“Y en hojas de oro todas aforradas;
Asimismo muy grandes tambores;
Flautas, diversidades de vasijas
Moscas, arañas y otras sabandijas”
Y, además del descubrimiento de una estatuilla de cerámica precolombina en el Corregimiento de Almagre; jurisdicción del municipio de Ovejas, que representa a un indio tocando Chuana. Estos testimonios irrefutables perfilan la subregión sucreña de los Montes de María, como una región con el aval histórico suficiente para legitimar en dos de sus Municipios Ovejas y Morroa la condición de Sedes Nacionales de dos de los festivales de la música más autóctona de nuestro país. El Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene” que se realiza en Ovejas alcanzando este año sin interrupciones la décima versión y del Festival Nacional de Pito Atravesao Pablo Domínguez, que exitosamente termina de culminar su sexta edición en Morroa.
Las condiciones fisiográficas de la subregión Montes de María, fue a partir del descubrimiento, conquista y colonización el teatro propiciatorio del Zambaje cultural de las tres razas y facilitó la confraternización de las danzas y músicas de las razas y grupos sociales más desfavorecidos en el trágico concierto del mestizaje. De este modo el son apacible y duzarron de las gaitas y pitos de los indios encomendados se mezcló con la polirritmia ágil y excitante de la tamborilería de los negros esclavos. Entre el interregno de los contactos iniciales “razzias”, “cabalgadas” y fundaciones de la primera mitad del siglo XVI y el reordenamiento, fundaciones y refundaciones, adelantadas por el capitán de ingenieros Antonio de la Torre y Miranda, comisionado real para tal efecto, en la segunda mitad del siglo XVIII, fue mucho lo que la geografía de la subregión Montes de María aportó para que los valores culturales y la riqueza espiritual de los indios y negros no sucumbieron del todo; y se aproximaran ineluctablemente las ruedas de bailes, de indios y negros, que terminaron conjugándose en una nueva danza y nueva música: La ¡Cumbia!.
Quizás ya había nacido el grito ¡Cumbia!; cuando el congregador de pueblos Don Antonio de la Torre y Miranda se dispuso a reunir, “a vecindarios los muchos habitadores que arrochelados y esparcidos por los Montes y… faltas de policía”, moraban en el “Nuevo partido de la Montaña de María”. Así entre los arroyos de Vilú y Mancomoján el día 2 de Junio de 1.776 el capitán de ingenieros De la Torre y Miranda fundó la población de San Francisco de Asís, delineando calles y plaza y repartiendo solares a 78 vecinos, como el propio De la Torre y Miranda lo constata en la noticia para el Virrey, sobre fundaciones verificadas en la provincia de Cartagena, fechada en Santa Fe el 18 de mayo de 1.784; luego de su fundación San Francisco de Asís comienza a distinguirse como un importante centro agrícola y a partir de 1.850, gracias al auge del cultivo y exportación del tabaco, en uno de los primeros centros agroindustriales del país.
Hoy, Ovejas, antigua San Francisco de Asís, entonando la canción de Iván Cabrera
“vamos pa’ Vilú
tierra linda, tierra bella
vamos pa’ Vilú
pa’ el manantial de la reina”
Invita al manantial de gaitas proveniente de Vilú, ancestral santuario Zenú, donde Francisco Llirene empautó sus manos y el tambor alegre. Desde entonces, por todos los confines de los Montes de María late incesante el eco encantado de los piques y repiques de Llirene, convocando al rescate de la Chuana y al a ratificación de Ovejas como sede inimitable e indesplazable del Festival Nacional de Gaitas, magno certamen folclórico, que este año arriba a su versión numero diez: GERMÁN GONZALEZ DE LA ROSA.
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