GAITAS, PORROS Y CUMBIAS UN CANTO UNIVERSAL (2001)
Sacerdote Laureano Ordosgoitia
Ovejas y la región de los Montes de María, abre los brazos y le da la bienvenida a todos los colombianos para que se compenetren con la historia cultural de este municipio, historia que los ovejeros han venido escribiendo capítulo a capítulo, festival a festival, año tras año hasta tener un lugar conquistado en la conciencia artística, cultural del país y del mundo.
Cuando emprendemos la movilidad cósmica, escuchamos desde el interior de todos sus componentes notas musicales entonadas por diversos instrumentos de la naturaleza, algunos de estos revestidos de vientos inspirados por el fuego vibratorio de los labios, manos, piernas y los movimientos mágicos de la lengua, sincronizando las gaitas, los tambores,, el ritmo que le canta al universo múltiples melodías con las gaitas, tambor, maracas, al compás armonioso del bajo del llamador y algarabía de la tambora, reflejando con la percusión y la alegría del canto, los gritos y los coros del gaitero cantando la gaita La Ceiba, el porro María de los Reyes y la cumbia Mi Gaita Cabeza de Cera y otras más, que se escuchan con el pecho y se sienten en la piel.
La cultura nuestra recobra vida a través de la música de gaita que impulsa los vientos huracanados de Ovejas, Chalán, Colosó y Morroa en tiempos de verano, llevando el mensaje del cantante y el compositor con profundo sentimiento, interpretando los sonidos naturales que se originan del palo de cardón, bleo, totumo y lata producido en las montañas y bosques de los Montes de María.
No es igual bailar o escuchar una gaita ejecutada por una orquesta u otra organización musical, al que expone un conjunto o un grupo de gaita folclórica, y si se toca una cumbia la diferencia se agiganta con la autenticidad que identifica a la gaita, siempre el tambor hace su intervención, sustituyendo la voz humana, la intensidad del sonido sale desde muy dentro sin quejarse por el viento alegre o triste, sin medir el espacio y el tiempo al escuchar los tres golpes del tambor, fortalecemos nuestro espíritu de emoción con la gaita y las maracas para bailar el porro, la cumbia y una puya en armonía con el viento de cadera de la mujer y la sublime expresión de su mirada danzante propia de la Región Montes de María.
Ovejas y la región de los Montes de María, abre los brazos y le da la bienvenida a todos los colombianos para que se compenetren con la historia cultural de este municipio, historia que los ovejeros han venido escribiendo capítulo a capítulo, festival a festival, año tras año hasta tener un lugar conquistado en la conciencia artística, cultural del país y del mundo.
Cuando emprendemos la movilidad cósmica, escuchamos desde el interior de todos sus componentes notas musicales entonadas por diversos instrumentos de la naturaleza, algunos de estos revestidos de vientos inspirados por el fuego vibratorio de los labios, manos, piernas y los movimientos mágicos de la lengua, sincronizando las gaitas, los tambores,, el ritmo que le canta al universo múltiples melodías con las gaitas, tambor, maracas, al compás armonioso del bajo del llamador y algarabía de la tambora, reflejando con la percusión y la alegría del canto, los gritos y los coros del gaitero cantando la gaita La Ceiba, el porro María de los Reyes y la cumbia Mi Gaita Cabeza de Cera y otras más, que se escuchan con el pecho y se sienten en la piel.
La cultura nuestra recobra vida a través de la música de gaita que impulsa los vientos huracanados de Ovejas, Chalán, Colosó y Morroa en tiempos de verano, llevando el mensaje del cantante y el compositor con profundo sentimiento, interpretando los sonidos naturales que se originan del palo de cardón, bleo, totumo y lata producido en las montañas y bosques de los Montes de María.
No es igual bailar o escuchar una gaita ejecutada por una orquesta u otra organización musical, al que expone un conjunto o un grupo de gaita folclórica, y si se toca una cumbia la diferencia se agiganta con la autenticidad que identifica a la gaita, siempre el tambor hace su intervención, sustituyendo la voz humana, la intensidad del sonido sale desde muy dentro sin quejarse por el viento alegre o triste, sin medir el espacio y el tiempo al escuchar los tres golpes del tambor, fortalecemos nuestro espíritu de emoción con la gaita y las maracas para bailar el porro, la cumbia y una puya en armonía con el viento de cadera de la mujer y la sublime expresión de su mirada danzante propia de la Región Montes de María.
<< Home