Monday, July 16, 2007

LA INFLUENCIA DE JOSE ANTONIO CABRERA RIVERO (2001)

Antonio José Cabrera Fontalvo



Quien creyera que José Antonio Cabrera Rivero (El Viejo Toño), con su gaita y sus nostálgicos ritmos musicales como: La Gaita Llorá, Porro Bosao, Gaita Espegía como solçia decir Mosquera y Miguel Getar Chamorro (El Turco Migue), sus amigos al escucharlo tocar permanente, solo en su casa o en grupo en las velaciones del Niño Dios de Bombacho, en las de San Francisco de Asís y en las festividades de pascua y Año Nuevo, que se celebraban todos los años en casa de Antonio Cabrera Montalvo, todos esto influyó en su familia, y dio pie para que un día del mes de mayo de 1980 aproximadamente a las dos o tres de la tarde, Enrique Manuel Cabrera Montalvo aportara la idea a Guillo y a Toño Cabrera Montalvo, para realizar el Festival Nacional de Gaita.

Esta idea es un aporte valioso para la música de gaita, el folclor y la cultura de la región de los Montes de María, para la Costa, Colombia y el mundo. Fueron cinco años de fallidos intentos para realizar éste festival, pero Antonio Cabrera Montalvo siempre siguió insistiendo para que esto fuera posible, fue así como en el año 1985 el 10 de septiembre se pudo concretar la realización de tan esperado evento, faltaban 24 días para realizar las Fiestas Patronales, es ahí donde se toma la decisión de realizar el Festival para que coincidiera con la Fiesta Patronal ya que estas fiestas habían decaído, pero no se había perdido la costumbre de esperar las fiestas con vestidos nuevos, esta festividad se engrandeció con el Festival, fue poco lo que duró el matrimonio de las festividades patronales con el Festival, por oposición del párroco de la localidad de esa época, entonces toma la consideración de realizar el Festival el 12 de octubre para celebrar el día de la raza, pero que va, los exponentes de nuestra música precolombina no tienen la suerte que el Festival se siga realizando el 12 de octubre porque nuevamente surge una talanquera, porque la constitución del 91 considera que los días festivos deban pasar a los lunes.

En la fecha del 10 de septiembre del 85 aún no se contaba con recursos logísticos y económicos sólo con los gaiteros, razón suficiente para realizar el Festival, hoy las cosas son diferentes, el Festival cuenta con recursos provenientes del Ministerio de la Cultura, del Departamento y del Municipio, solo que los convenios no se firman con la debida anticipación, para poder realizar todas las proyecciones del evento, de igual forme es, porque las preocupaciones continúan, a 17 días del evento no se ha conseguido el patrocinio de la revista, pero no importa porque el Festival se va a realizar y los ovejeros seguirán comprando vestidos nuevos para estrenar durante los días del Festival cual sea la razón. Lo cierto es que los ovejeros saben que el Festival es y seguirá siendo de ellos y les pertenece.

La influencia musical de la gaita del Viejo toño, marcó en su familia el sendero del baile y la música, en sus nietos María Asunción y Aida Piedad Cabrera Arroyo grandes exponentes del Baile de la música de gaita, en la música Antonio José, Tania maría, Javier Francisco Cabrera Arroyo son sus mejores herederos, Tania y Javier han llevado su música de gaita a Europa e incluso grabarle “la acabación de mi vida” en Bélgica, Antonio y Javier como grandes compositores, también tuvieron la oportunidad de compartir con Miguel Getar Chamorro y Fernando Séptimo Mosquera canciones del viejo Toño como: La Travesía a Pijiguay, Travesía a Palenque, Palito Verde, A Zambrano, Mariquita, Cataca, Panderos de Azúcar y la Viuda Rica, canción esta última inspiraba a Mosquera, al escuchar la hermosa melodía de esta canción, su piel se erizaba y hasta lloraba, algo inevitable, era ahí en donde en ese momento Mosquera sacaba a relucir el canteo, el recruje y el fondeo, toda una riqueza musical que lo convertían en el más grande tambolero de la gaita, esta gloria de la cultura afro-indígena. Mosquera nos acompañó durante 15 años, hoy ya no está con nosotros solo nos queda grabado en nuestra mente y en nuestro corazón su nobleza, sencillez, el galopar de su tambor y la sabiduría infinita del Maestro.