LA GAITA COMO HERRAMIENTA PARA LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA (2002)
Alfredo Tabeada Alfaro
La historia debe, hoy más que nunca, estudiar científica y profundamente los problemas sociales, asumiendo un compromiso social de orientación y denuncia.
La historia analiza a través del tiempo las acciones de los hombres, estudia las sociedades humanas, analizando los cambios efectuados en ellas y las transformaciones de las estructuras determinadas por situaciones especiales en el espacio y tiempo.
El fin principal de la enseñanza de la historia desde la primaria hasta la universidad es el de formar el sentido crítico del alumno, es decir, su capacidad para comprender críticamente las cuestiones propias del desarrollo de las sociedades humanas. Por eso el núcleo fundamental en la formación de docentes en historia ha se ser esencialmente teórico y metodológico.
El hombre integral del mañana que está naciendo hoy no debe ser relegado al papel pasivo del receptor y consumidor de las artes, de la música, sino que debe recuperar su potencial de partícipe activo, creador de las mismas, como ha sido históricamente en edades menos materialistas y consumistas que la nuestra. El ritmo palpitante que desborda el corazón y las palabras sonoras del canto son patrimonio de todo ser humano por el solo derecho de nacer.
El patrimonio cultural de los pueblos no sólo es el resultado de las generaciones adultas anteriores sino también el reflejo de la dimensión social de las juventudes. Es decir, en la identidad cultural de las regiones se halla implícito el molde de la estrella que guiará a los niños y jóvenes del país para una mejor concepción de vida social y cultural.
Es de vital importancia que los docentes que laboran en las escuelas y colegios logren desarrollar y conquistar una capacitación óptima que tenga muy en cuenta el aspecto cardinal de la dimensión cotidiana de la cual se nutren las comunidades; el currículo educativo debe hacer más énfasis en la defensa de los valores terrígenos con el propósito de meterse en el alma y vida del tejido popular que permita la construcción de comunidad a diario.
Utilizando la música de gaitas se puede enseñar la historia como asignatura. Para el logro de este objetivo se toma como herramienta clave las canciones que en cada versión del Festival Nacional de Gaitas presentan los compositores y juglares gaiteros para concursar en el marco de la modalidad de “Canción Inédita”, con la sana aspiración de recrear el espíritu.
Una muestra clara y concreta de la gaita como herramienta para la enseñanza lo constituye el tema musical de la autoría del compositor Ovejero Juan Carlos Díaz; en su primera estrofa dice:
“Un encuentro de dos mundos
Te llaman a la conquista
Le llaman a la conquista
Le llaman a la colonia
Y al vasallaje español”
Aquí se habla del choque de la cultura europea con la amerindia; los españoles vinieron a los territorios del llamado nuevo mundo a conquistarlo y para lograrlo utilizaron la fuerza bruta. Los nativos ofrecieron valerosa resistencia pero finalmente fueron sojuzgados y la Corona Española les impuso su dominación.
La segunda estrofa expresa:
“¿Cuál encuentro de dos mundos?
Si aquí estábamos nosotros
Con un mundo de cultura
Que el tirano destruyó”
En este segmento, se desnuda la farsa de un encuentro de las dos culturas con traspuestas y se manifiesta con propiedad que antes de la llegada del invasor español vivían en América y alcanzaron significativos desarrollos importantes culturas como la azteca, maya inca, chibcha y tairona, colosales obras de ingeniería, sistemas democráticos para elegir sus autoridades, etc.
“Pueblo, pueblo, pueblo, pueblo,
/pueblo
Una preguntica te hago yo
Se acabó ese vasallaje pueblo
Hombre que tanto nos oprimió”
Se destaca en el coro la acción valiente librada por el gallardo pueblo neogranadino en pro de la independencia y de su liberación definitiva del yugo opresor español.
La tercera estrofa esta signada por la nostalgia y manifiesta:
“Con el paso del dominio
Marginado el pueblo estaba
Y para calmar sus penas
Cantando se deshogaba
Eran melodías recordaba
Y acompañado de gaita
Las penas las alejaba”
Se reafirma que como resultado del dominio colonial español el pueblo era oprimido y no gozaba de ninguna clase de derechos, y para mitigar en parte su sufrimiento y reforzar su identidad, el indígena expresaba también su lucha contra el invasor ejecutando la música de gaita, manifestación autóctona que no pudo destruir el invasor. La gaita representaba para el indígena su libertad, su autonomía espiritual para continuar su lucha de resistencia, mantener en alto su dignidad y esperanza de un mejor mañana.
La magnifica composición declara en su cuarta estrofa:
“Amerindio con orgullo
De mis costumbres y razas
Después de 500 años
Cosas parecidas pasan
Un ejemplo es esta tierra
Que cultura ha retomado
Para valorar lo nuestro
Y así cambiar lo pasado”
Se destaca el talante que identifica al amerindio, sale a flote el sentido noble de la autenticidad versatilidad y la expresión sólida de la dignidad de los pueblos americanos.
La gaita es la afloración de la vida; el fruto del alma. Es preciosa como la sabiduría. Mas deseable que el oro; la gaita es una vida serena que reside en el océano de la verdad, debajo de las olas, mas allá del alcance de las tempestades, en la calma eterna.
La paz comienza con la realidad del pan sobre la mesa, con la canción del campo y la semilla, con la ilusión del agua que deambula cristalina. Con la certeza de un lugar limpio y amable. Donde reposar de vez en cuando, todos los recuerdos, sudores y alegrías. La paz es despertar sin el asombro del hambre entre la boca, es sonreír, incendiados de esperanza hasta los ojos, sin las raíces rotas. Abiertos a la aventura sin fronteras de la vida.
La paz es no colocar el corazón paralelo a la ley de la oferta y la demanda. Las paz es construir palabras para establecer linderos a la guerra y al dolor de la sangre sobre la piel del hombre. La paz es como una aldea desde donde un día, todos los niños partieron ataviados de fiesta.
La historia debe, hoy más que nunca, estudiar científica y profundamente los problemas sociales, asumiendo un compromiso social de orientación y denuncia.
La historia analiza a través del tiempo las acciones de los hombres, estudia las sociedades humanas, analizando los cambios efectuados en ellas y las transformaciones de las estructuras determinadas por situaciones especiales en el espacio y tiempo.
El fin principal de la enseñanza de la historia desde la primaria hasta la universidad es el de formar el sentido crítico del alumno, es decir, su capacidad para comprender críticamente las cuestiones propias del desarrollo de las sociedades humanas. Por eso el núcleo fundamental en la formación de docentes en historia ha se ser esencialmente teórico y metodológico.
El hombre integral del mañana que está naciendo hoy no debe ser relegado al papel pasivo del receptor y consumidor de las artes, de la música, sino que debe recuperar su potencial de partícipe activo, creador de las mismas, como ha sido históricamente en edades menos materialistas y consumistas que la nuestra. El ritmo palpitante que desborda el corazón y las palabras sonoras del canto son patrimonio de todo ser humano por el solo derecho de nacer.
El patrimonio cultural de los pueblos no sólo es el resultado de las generaciones adultas anteriores sino también el reflejo de la dimensión social de las juventudes. Es decir, en la identidad cultural de las regiones se halla implícito el molde de la estrella que guiará a los niños y jóvenes del país para una mejor concepción de vida social y cultural.
Es de vital importancia que los docentes que laboran en las escuelas y colegios logren desarrollar y conquistar una capacitación óptima que tenga muy en cuenta el aspecto cardinal de la dimensión cotidiana de la cual se nutren las comunidades; el currículo educativo debe hacer más énfasis en la defensa de los valores terrígenos con el propósito de meterse en el alma y vida del tejido popular que permita la construcción de comunidad a diario.
Utilizando la música de gaitas se puede enseñar la historia como asignatura. Para el logro de este objetivo se toma como herramienta clave las canciones que en cada versión del Festival Nacional de Gaitas presentan los compositores y juglares gaiteros para concursar en el marco de la modalidad de “Canción Inédita”, con la sana aspiración de recrear el espíritu.
Una muestra clara y concreta de la gaita como herramienta para la enseñanza lo constituye el tema musical de la autoría del compositor Ovejero Juan Carlos Díaz; en su primera estrofa dice:
“Un encuentro de dos mundos
Te llaman a la conquista
Le llaman a la conquista
Le llaman a la colonia
Y al vasallaje español”
Aquí se habla del choque de la cultura europea con la amerindia; los españoles vinieron a los territorios del llamado nuevo mundo a conquistarlo y para lograrlo utilizaron la fuerza bruta. Los nativos ofrecieron valerosa resistencia pero finalmente fueron sojuzgados y la Corona Española les impuso su dominación.
La segunda estrofa expresa:
“¿Cuál encuentro de dos mundos?
Si aquí estábamos nosotros
Con un mundo de cultura
Que el tirano destruyó”
En este segmento, se desnuda la farsa de un encuentro de las dos culturas con traspuestas y se manifiesta con propiedad que antes de la llegada del invasor español vivían en América y alcanzaron significativos desarrollos importantes culturas como la azteca, maya inca, chibcha y tairona, colosales obras de ingeniería, sistemas democráticos para elegir sus autoridades, etc.
“Pueblo, pueblo, pueblo, pueblo,
/pueblo
Una preguntica te hago yo
Se acabó ese vasallaje pueblo
Hombre que tanto nos oprimió”
Se destaca en el coro la acción valiente librada por el gallardo pueblo neogranadino en pro de la independencia y de su liberación definitiva del yugo opresor español.
La tercera estrofa esta signada por la nostalgia y manifiesta:
“Con el paso del dominio
Marginado el pueblo estaba
Y para calmar sus penas
Cantando se deshogaba
Eran melodías recordaba
Y acompañado de gaita
Las penas las alejaba”
Se reafirma que como resultado del dominio colonial español el pueblo era oprimido y no gozaba de ninguna clase de derechos, y para mitigar en parte su sufrimiento y reforzar su identidad, el indígena expresaba también su lucha contra el invasor ejecutando la música de gaita, manifestación autóctona que no pudo destruir el invasor. La gaita representaba para el indígena su libertad, su autonomía espiritual para continuar su lucha de resistencia, mantener en alto su dignidad y esperanza de un mejor mañana.
La magnifica composición declara en su cuarta estrofa:
“Amerindio con orgullo
De mis costumbres y razas
Después de 500 años
Cosas parecidas pasan
Un ejemplo es esta tierra
Que cultura ha retomado
Para valorar lo nuestro
Y así cambiar lo pasado”
Se destaca el talante que identifica al amerindio, sale a flote el sentido noble de la autenticidad versatilidad y la expresión sólida de la dignidad de los pueblos americanos.
La gaita es la afloración de la vida; el fruto del alma. Es preciosa como la sabiduría. Mas deseable que el oro; la gaita es una vida serena que reside en el océano de la verdad, debajo de las olas, mas allá del alcance de las tempestades, en la calma eterna.
La paz comienza con la realidad del pan sobre la mesa, con la canción del campo y la semilla, con la ilusión del agua que deambula cristalina. Con la certeza de un lugar limpio y amable. Donde reposar de vez en cuando, todos los recuerdos, sudores y alegrías. La paz es despertar sin el asombro del hambre entre la boca, es sonreír, incendiados de esperanza hasta los ojos, sin las raíces rotas. Abiertos a la aventura sin fronteras de la vida.
La paz es no colocar el corazón paralelo a la ley de la oferta y la demanda. Las paz es construir palabras para establecer linderos a la guerra y al dolor de la sangre sobre la piel del hombre. La paz es como una aldea desde donde un día, todos los niños partieron ataviados de fiesta.
<< Home