Monday, March 26, 2007

JAIRO MERCADO ROMERO (2003)

Alejandro Pineda Cárdenas


Nos embarga la tristeza por la pérdida irreparable del gran escritor Jairo Mercado. Ovejas fue su cuna y en la narrativa o sus relatos plasmó la cotidianidad, las costumbres y la idiosincrasia de este pueblo, dándole gloria a su tierra natal y a Colombia.

Descendiente de una familia campesina, sus padres José de Jesús Mercado (don Chucho Mercado), como familiarmente le decían, y Aura Romero, quienes poseían una pequeña finca en la vereda Naranjal y su residencia en el barrio abajo, donde hoy es la calle Catorce.

En este entorno transcurrió la infancia de Jairo Antonio, en un ambiente sano y descomplicado de prejuicios, los cuales eran la manera de ser de sus habitantes, como señal de identidad, por ellos los relatos o narraciones de sus libros están llenos de los recuerdos de la infancia, del quehacer cotidiano. Tenía gran importancia en la trama de sus cuentos, los hechos más sencillos tales como Lionzo.

Pero como el destino le hace malas jugadas a la vida, aquella dicha y felicidad que él gozaba en este ambiente quedaron truncadas con su muerte el 14 de mayo de 2003 en la ciudad de Bogotá.

Por el fallecimiento de sus padres la familia emigró a otros lares para buscar nuevos horizontes, pero jairo Mercado, llevó en su memoria todos los recuerdos de este entorno bellísimo, solidario y de camaradería que reinaba en su niñez, los cuales logró plasmarlos en la narrativa de sus libros para conocimiento de las nuevas generaciones.

Hoy, al saber que no se encuentra con nosotros, recorremos en nuestra memoria los senderos y los caminos en los que en su vida estuvo. En su niñez y adolescencia, en la vereda de Naranjal recorriendo los arroyos de aguas cristalinas con inquietos pececillos, poblado de árboles gigantescos, donde posaban micos cotudos que arrojaban sus heces al sonido melodioso del canto de los tuseros, sangre de toros, pico gordos, castizos, chorrondés, meriños, torcazas y guarumeras, y en las calles del poblado el aromático olor a tabaco de las fábricas de cigarros.

Ya en la capital, al encontrar nuevos horizontes, se graduó en Filología e Idiomas, logrando además una especialización lingüística en el Caro y Cuervo; años después, una maestría en la Universidad de la Habana, Cuba, con una tesis laureada sobre el cuento y la cultura en el Caribe Colombiano.

Laboró como docente en la Universidad Francisco José de Caldas, en la Universidad de Estudios Internacionales de Shangai en China en el Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia con sede en Bogotá.

En sus frecuentes visitas a su tierra natal, Ovejas, en compañía de José Ramón –también escritor y poeta- a sus parientes y amigos y a las veredas de Naranjal y La Peña, hace menos de seis meses estuvo en Ovejas, Corozal, Los Palmitos, Cartagena, Barranquilla, Santa Marta y como siempre Naranjal.

Por estos recuerdos, también con nostalgia, como el viejo tango que cantaba Gardelito, se conectaron sus pasos en los últimos días:

Caminito que el tiempo ha borrado que juntos un día nos viste pasar, he venido por última vez, he venido a contarte mi mal, desde que se fue nunca más volvió, caminito amigo yo también me voy.

Jairo Mercado en su paciente labor de escritor y ensayista eximio, se destacan sus obras Cosas de Hombres, Quinto Patio, Las Mismas Historias, cuento de Vida o Muerte y Cuentos Escogidos, que fueron traducidos al inglés, al holandés, al chino y alemán.
Ahora ya en el infinito, quizás escuche nuevamente los sonidos y los golpes del tambor de Pacho Llirene los sábados por la tarde debajo de los naranjuelos y las llamadas de las gaitas los domingos en la Gallera.