OVEJAS EN EL RESCATE Y PRESERVACIÓN DE LA MÚSICA DE GAITAS (2004)
Por Armando Rivero Manjares
Locutor y Licenciado Lenguas Modernas
Desde hace veinte años la música de gaitas es rescatada a través del Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene”, que año tras año se realiza en el mes de Octubre, en la célebre población de Ovejas, en el Departamento de Sucre, población fundada un 2 de Junio de 1776 por el Capitán Antonio de la Torre y Miranda.
El festival es un encuentro con los amigos, con la tierra, con los amores, con lo ancestral y sublime, en el cual participan campesinos, estudiantes, profesionales, jóvenes y en general todos los amantes de este folclor, sin distingo de raza, credo, color político… Etc.
Al festival llegan los mejores exponentes de esta música, para mostrar su destreza y maestría en la gaita larga, ya sea aficionada o profesional, en la gaita corta única o para mostrar que la gaita tiene un gran futuro con el encuentro de las Escuelas de Gaitas. También toman partida los compositores en el concurso de Canciones Inéditas, las Parejas Bailadoras, los Decimeros, los Artesanos, los Pintores y otros que hacen del evento una gran Escuela para que las presentes y nuevas generaciones preserven los saberes ancestrales.
El Festival tiene sus antecedentes, por ejemplo en la época precolombina, los territorios donde hoy se encuentra ubicada Ovejas fue foco de expansión de la tribus indígenas Zenú, quienes elaboran y hacían sonar la Chuana (gaita), suceso este corroborado por el descubrimiento de la figura diminuta de oro tumbaga de escasos 3.5 cm hallada en 1989 entre los cerros de Vilú y Almagra.
Con el pasar del tiempo y en el proceso de conquista y colonización el instrumento indígena se mezcló con la polirritmia ágil y excitante de los tambores de los negros esclavos traídos de África. De este legado fueron herederos los campesinos de la región quienes la hacían sonar en las fiestas patronales o en las velaciones a San Pachito o al niño Dios como agradecimiento por todos los favores recibidos durante la cosecha.
Era la década de los años ochenta y los exponentes de este legado estaban muriendo en el anonimato, llevándose consigo esos saberes, fue entonces cuando se gesta desde Ovejas un movimiento de rescate que llevo a la realización en 1985 del primer Festival Nacional De Gaitas del país y del mundo. De ese año glorioso para la música colombiana se recuerda el cuadro de ganadores, el cual en la gaita larga categoría única, el primer puesto fue compartido entre los conjuntos Hermanos Lara de San Jacinto Bolívar y Sones Autóctonos de Mancomojan de Ovejas, este ultimo en donde ejecutaba la gaita hembra el maestro Toño Cabrera; el segundo puesto lo ocupo Juancho sierra y sus gaiteros de Cartagena de Indias; el tercer puesto fue para los gaiteros de Santa Lucia del Guamo, Bolívar. En la gaita corta única el primer lugar fue para Palma Caliente del Palmar-Ovejas.
A partir de entonces se vislumbro un nuevo horizonte para la música de gaitas que ha llegado a diferentes estratos sociales y rincones del país y el mundo, siendo objeto de estudio, conservación y divulgación. Pero la tarea aun no ha terminado, los gaiteros y el Festival necesitan de una mirada diferente del Estado y los gobiernos, quienes deben valorarlo como un patrimonio incalculable e intangible que hay que fortalecer, apartando los sentimientos egoístas que poco a poco ponen en peligro el futuro del evento y del país. Pero como todos llevamos una gaita en el alma, estoy seguro como dijo un amigo que Ovejas seguirá sonando en los confines de los Montes de Maria invitando al rescate de la Chuana y a la ratificación de Ovejas como sede permanente del Festival Nacional de Gaitas.
Locutor y Licenciado Lenguas Modernas
Desde hace veinte años la música de gaitas es rescatada a través del Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene”, que año tras año se realiza en el mes de Octubre, en la célebre población de Ovejas, en el Departamento de Sucre, población fundada un 2 de Junio de 1776 por el Capitán Antonio de la Torre y Miranda.
El festival es un encuentro con los amigos, con la tierra, con los amores, con lo ancestral y sublime, en el cual participan campesinos, estudiantes, profesionales, jóvenes y en general todos los amantes de este folclor, sin distingo de raza, credo, color político… Etc.
Al festival llegan los mejores exponentes de esta música, para mostrar su destreza y maestría en la gaita larga, ya sea aficionada o profesional, en la gaita corta única o para mostrar que la gaita tiene un gran futuro con el encuentro de las Escuelas de Gaitas. También toman partida los compositores en el concurso de Canciones Inéditas, las Parejas Bailadoras, los Decimeros, los Artesanos, los Pintores y otros que hacen del evento una gran Escuela para que las presentes y nuevas generaciones preserven los saberes ancestrales.
El Festival tiene sus antecedentes, por ejemplo en la época precolombina, los territorios donde hoy se encuentra ubicada Ovejas fue foco de expansión de la tribus indígenas Zenú, quienes elaboran y hacían sonar la Chuana (gaita), suceso este corroborado por el descubrimiento de la figura diminuta de oro tumbaga de escasos 3.5 cm hallada en 1989 entre los cerros de Vilú y Almagra.
Con el pasar del tiempo y en el proceso de conquista y colonización el instrumento indígena se mezcló con la polirritmia ágil y excitante de los tambores de los negros esclavos traídos de África. De este legado fueron herederos los campesinos de la región quienes la hacían sonar en las fiestas patronales o en las velaciones a San Pachito o al niño Dios como agradecimiento por todos los favores recibidos durante la cosecha.
Era la década de los años ochenta y los exponentes de este legado estaban muriendo en el anonimato, llevándose consigo esos saberes, fue entonces cuando se gesta desde Ovejas un movimiento de rescate que llevo a la realización en 1985 del primer Festival Nacional De Gaitas del país y del mundo. De ese año glorioso para la música colombiana se recuerda el cuadro de ganadores, el cual en la gaita larga categoría única, el primer puesto fue compartido entre los conjuntos Hermanos Lara de San Jacinto Bolívar y Sones Autóctonos de Mancomojan de Ovejas, este ultimo en donde ejecutaba la gaita hembra el maestro Toño Cabrera; el segundo puesto lo ocupo Juancho sierra y sus gaiteros de Cartagena de Indias; el tercer puesto fue para los gaiteros de Santa Lucia del Guamo, Bolívar. En la gaita corta única el primer lugar fue para Palma Caliente del Palmar-Ovejas.
A partir de entonces se vislumbro un nuevo horizonte para la música de gaitas que ha llegado a diferentes estratos sociales y rincones del país y el mundo, siendo objeto de estudio, conservación y divulgación. Pero la tarea aun no ha terminado, los gaiteros y el Festival necesitan de una mirada diferente del Estado y los gobiernos, quienes deben valorarlo como un patrimonio incalculable e intangible que hay que fortalecer, apartando los sentimientos egoístas que poco a poco ponen en peligro el futuro del evento y del país. Pero como todos llevamos una gaita en el alma, estoy seguro como dijo un amigo que Ovejas seguirá sonando en los confines de los Montes de Maria invitando al rescate de la Chuana y a la ratificación de Ovejas como sede permanente del Festival Nacional de Gaitas.
“El texto anterior es producto de un cúmulo de lecturas y conversatorios sobre la historia del Festival”
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