FIESTAS DE GAITAS (1996)
Por José Ramón Mercado
Eran como dioses sonámbulos de la alegría
Una precipitación de pájaros en la noche
Un golpe de viento alegre agobiando los amaneceres
Era la fiesta de las gaitas
Sus largos sones lánguidos de otro tiempo
-Preludio de fuego y de esplendor-
Echaban a rodar sus ansias cada madrugada
Como picapedreros de una música lejana
Eran dioses de una tierra de menos esperanzas
Embaucadores de penas con ron blanco de caña
Los gaiteros de un barro mezclado de música
Eran tocadores de gaita larga y de penas cortas
Alcaravanes nocturnos de ojos humildes
Brujos ebrios que manosearon el aire de los recovecos
Sus manos ágiles repujaban las noches del ancestro
En el alba grabaron el son antiguo de sus gaitas
Bajo el fulgor de las gaitas el viento sabía a ron blanco
Yo bebí el ron caliente de esas noches ausente
Eran como dioses sonámbulos de la alegría
Una precipitación de pájaros en la noche
En el claroscuro de las espermas en los callejones
Las mujeres derramaban el aceite de sus caderas
Eran gaiteros de una tierra que huele alegre
Dos voces roncas trasnochadas que bajaban de la plaza
Eran dioses alucinados bajo las estrellas altas
Iban soñando por los caminos hacia el monte
Reencontraron otros ciclos Otras cumbias y otras noches
Eran dioses nuevos que parieron el tambor de cuero
El llamador que trasiega y la maraca trémula
Era la sembradura de la gaita del tiempo nuevo
Un golpe de viento alegre agobiando los amaneceres
Todavía me parece que oigo las gaitas en la plaza.
Bogotá, octubre 4 de 1963
Eran como dioses sonámbulos de la alegría
Una precipitación de pájaros en la noche
Un golpe de viento alegre agobiando los amaneceres
Era la fiesta de las gaitas
Sus largos sones lánguidos de otro tiempo
-Preludio de fuego y de esplendor-
Echaban a rodar sus ansias cada madrugada
Como picapedreros de una música lejana
Eran dioses de una tierra de menos esperanzas
Embaucadores de penas con ron blanco de caña
Los gaiteros de un barro mezclado de música
Eran tocadores de gaita larga y de penas cortas
Alcaravanes nocturnos de ojos humildes
Brujos ebrios que manosearon el aire de los recovecos
Sus manos ágiles repujaban las noches del ancestro
En el alba grabaron el son antiguo de sus gaitas
Bajo el fulgor de las gaitas el viento sabía a ron blanco
Yo bebí el ron caliente de esas noches ausente
Eran como dioses sonámbulos de la alegría
Una precipitación de pájaros en la noche
En el claroscuro de las espermas en los callejones
Las mujeres derramaban el aceite de sus caderas
Eran gaiteros de una tierra que huele alegre
Dos voces roncas trasnochadas que bajaban de la plaza
Eran dioses alucinados bajo las estrellas altas
Iban soñando por los caminos hacia el monte
Reencontraron otros ciclos Otras cumbias y otras noches
Eran dioses nuevos que parieron el tambor de cuero
El llamador que trasiega y la maraca trémula
Era la sembradura de la gaita del tiempo nuevo
Un golpe de viento alegre agobiando los amaneceres
Todavía me parece que oigo las gaitas en la plaza.
Bogotá, octubre 4 de 1963
Único texto de la época inicial formativa, encontrado entre las páginas de una revista de la época.
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