Friday, August 31, 2007

GAITA: VIDA Y MAGIA DE NUESTRA REGIÓN (1996)

Por Wilson López Tovar



Llega el mes de octubre, llega el Festival, llegan las gaitas y con ellas Ovejas y los Montes de María se visten de singular colorido y alegría, cumpliendo fielmente una cita con la historia y la tradición de un pueblo.

Vuelve el Festival de Gaitas, gaitas que tienen en nosotros un sentido de tan rotunda afirmación criolla que hace parte de nuestra época, las campañas libertadoras que se movieron al compás de una gaita y un tambor nativo. El himno verdadero de nuestra nacionalidad, fue ese nostálgico aire típico que enardece los más profundos sentimientos que nos ligan al terruño, al paisaje y al amor de nuestros Montes de María. Todo lo constituye nuestra fisonomía del país libre, el contenido sentimental de este aire nativo se extiende a todo lo largo de nuestra vida efectiva desde la cuna mecida al compás de su tonada en las románticas serenatas de adolescencia y en el reposo añorar de la edad madura.

Palpita con ritmos de tambores, maracas, gaitas, adornándose de los gritos y los dichos de su gente, como los gritos de Abel Jaraba, el popular Beto, y los dichos de Mane Cárdenas que en medio de su borrachera dice: “El que temprano lo mete, temprano lo saca”; y las borracheras de Prin. Cuántas emociones sentimos al observar a un ovejero que siente el Festival en lo más íntimo de sus fibras sensitivas y expresar su amor y su manera de interpretar la vida y su vocación por la música de gaita, gaita que ha sido para nuestra región de Montes de María, como una heroína: raza y por nuestro folclor hasta convertir a Ovejas en símbolo de paz y progreso de la región y el país.