Thursday, July 26, 2007

LA CULTURA DE LA GAITA, FLORECIMIENTO DE LA VIDA (1999)

Alfredo Taboada Alfaro


La gaita, es un canto para el florecimiento de la vida, donde lo soñado oculta claramente lo vivido y la arquitectura mental, reconstruida en el interior del pueblo, se elabora con un conocimiento luminoso, sin mancha de experiencia.

La cultura de la gaita es un árbol que une sus raíces en nuestra historia para extraer de la memoria, colectiva de nuestra gente, la sabia maravillosa que nos nutre y nos hace retoñar de nuevo.

La cultura de la gaita es una invitación a recuperar la memoria colectiva, la moral, la dignidad y el raigambre popular de la espiritualidad innata que alimenta y guía las luchas de los marginados y oprimidos del país por la conquista de una auténtica justicia social.

La cultura de la gaita hace referencia al sistema que aglutina y le da significancia a la lengua, la historia, las costumbres, los símbolos, la organización social, el estilo de vida comunitario y familiar, la tierra y la biodiversidad.

Esta estructura , en constante dinámica, está cada vez más expuesta a diferentes influencias internas y externas, como consecuencia de los procesos de “modernización” y “globalización”, lo que ocasionan que los individuos sientan debilitados sus lazos de pertenencia a la comunidad y por lo mismo que se generen una falta de identidad con ella. La capacidad de respuesta de la sociedad frente a tal situación depende del grado de autonomía, tanto individual como social, en la cual las comunidades puedan participar en la construcción de los compromisos colectivos.

La cultura nos permite continuar trabajando con flexibilidad inteligente y con seriedad de propósitos, si queremos reconstruir nuestras instituciones, nuestras vidas y nuestra relación con la naturaleza. Es evidente que, para poder dar contenido a las instituciones en peligro y aliento a las vidas afectadas, tendremos que descartar algunas cosas y rehacer otras, según nuestra renovada fusión de horizontes. Este proceso de cambio no es nada nuevo en la historia de la humanidad, aunque pueda resultar doloroso, como ocurrió con Sísifo, sólo que actualmente ya no estaríamos bajo la maldición eterna del hacer y deshacer de aquel personaje mitológico. Parece que aún podemos sobrevivir como humanos y controlar los desastres de autodestruirnos.

A medida que aparecen nuevos horizontes en el futuro cercano y dentro del espacio-tiempo transformativo, surgen otras esperanzas y otras posibilidades. Es probable que nuestra era siga dándonos algún espacio adicional, y algún tiempo recuperado para que nuestro conocimiento convergente, adquiera sentido y nos salve así de la anomia, de mayor estrés y frustración.

Aprovechemos el dinámico margen histórico de la esperanza. Marchemos ahora con mayor decisión para seguir sembrando, en todas partes, algunas de las buenas semillas de reconstrucción social que fueron sembradas en nosotros por las generaciones que nos han antecedido. La cultura de la gaita, es una acción viva, que nos permite trabajar para fortalecer la construcción de la identidad y la unidad regional, partiendo de las diversidades locales y para ello se requiere la construcción de un nuevo pensamiento democrático y popular que acumule el entendimiento y la voluntad necesarios para asumir los compromisos de cambio.

También la gaita, resalta la importancia de la comunidad en la vida social, la propiedad colectiva, el conocimiento ancestral de la naturaleza, el respeto por el medio ambiente y las costumbres, entre otros, son elementos de una misma cultura que nos enriquece por su variedad y nos muestran el camino hacia otros mundos.

La gaita, es un sistema de comunicación primigenio que juega el papel de intercomunicador entre personas y otros pueblos, más como un medio de expresarse espiritualmente.

Modesto Chávez Montes, mítico y legendario personaje de la región Montes de María, ocupa en destacado lugar en el campo de la cultura popular colombiana, como uno de los más curtidos luchadores por la defensa incondicional de nuestra identidad cultural. Modesto abnegado y experimentado trabajador cultural, fue uno de los titanes como Socio Fundador del Festival Nacional de Gaitas, que actualmente realiza en Ovejas, Sucre, República de Colombia. Se atrevió con mucha entrega, responsabilidad, humildad y berraquera a iniciar al lado de otros hidalgos y caballeros como Antonio Cabrera Fontalvo, José Álvarez Ortega, Alejandro Pineda, Jaime Vides, Domingo Rodríguez Zúñiga, Amalfi Vásquez, Antonio Oviedo Héctor García Lambraño, Arnuldo Rodríguez Amaya, Jorge Cadena Palencia y muchos otros, el proceso que permitió el nuevo renacer de la GAITA con la celebración del festival más autóctono de Colombia: El Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene”, a través del cual Ovejas, pueblo legendario y batallador, vuelve nuevamente a tener una segunda oportunidad sobre la tierra.

El desarrollo de una cultura de paz, es decir, de una cultura de convivencia pacífica, basada en los principios de libertad y democracia, de desarrollo económico y duradero, de equilibrio social, de solidaridad y de respeto a los derechos humanos, es hoy, más urgente que nunca.

No basta que los ciudadanos accedan a la cultura, como se plantea en la Constitución Política de 1991, es incompleto. Es esencial que la gente tenga el derecho a crear cultura, hacer creadores, y no sólo a acceder a los productos de la cultura.

Es tarea primordial despertar e incentivar la memoria dormida y ancestral de nuestros pueblos y ciudades. Propiciar de nuestros pueblos y ciudades. Propiciar un proyecto coherente a nivel cultural. Capacitarse frente a las nuevas narrativas y a los nuevos lenguajes que surgen en vísperas de nuevo siglo y un escenario apropiado para ello es la cultura de la gaita como expresión máxima, que permite otra vez el florecimiento de la vida.