Friday, August 31, 2007

DE FRANCISCO “PACHO” LLIRENE A ENRIQUE ARIAS (1995)

Por: Lic. Arcadio Rodríguez Barrios


Al citar en éste escrito a estos dos célebres personajes puede afirmarse que la historia ha sido benévola con Ovejas en lo referente a tradiciones musicales. Francisco y Enrique: EL primero un mago del tambor; el otro, un tocador de gaita hembra. Es Pacho uno de esos personajes incógnitos que casi nadie sabe de donde vino, quien fue, que hacía, después del oficio del tambor, pero era el mismo “diablo” para ejecutarlo. Enrique, reconocido actualmente dentro de la historia del festival como gaitero, pero de los gaiteros viejos. ¿Qué tiene ENRIQUE ARIAS, que ver con el Festival? Es el homenajeado.

No es simplemente para exaltar sus cualidades producto ya de un ancestro; no es simplemente un personaje de la historia para después caer en el olvido; los grandes personajes son reacios a banquetes y brindis. ¿Qué hay en FRANCISCO LLIRENE? Es el símbolo del acompasamiento perfecto, de mano endurecida y callosa como el típico tamborilero que llama al baile en plena madrugada, el hombre que hace eco con la percusión y sigue siendo el repetidor y maestro de tamborileros. El más armonioso eco a través de los tiempos. Los dos son como héroes característicos de los poemas épicos. Son luchadores defensores del folclor, representantes de todo un pueblo, son casi invulnerables en su oficio. Con PACHO, solo los que entienden interpretan su mensaje; los otros bailan como hipnotizados. Con QUIQUE, cada gota de lluvia se contornea cuando suena su botella, no su gaita. Como seres endiosados, dicen que atrae y habla con la lluvia en tiempos veraneros. Con personajes así, la música gaitera se reirá por siglos y siglos; con personajes así, se revive la nostalgia. Solo los grandes del festival son perennes como joyas literarias.