Friday, August 31, 2007

LA GAITA: UN FESTIVAL DE PAZ (1995)

Por: Pbro. Laureano Ordosgoitia G.


Esta sacratísima leyenda preside el Templo Parroquial de Francisco de Asís, de Francisco Llirene, del hombre Francisco de los Montes de María, con el acento anfitriónico de Ovejas que fraterniza al embrujo de la gaita indigenista, con el ritual católico de la Acción Eucarística; mezcla rara e insospechada que nos habla de lo divino y lo profano en el más puro anhelo de felicidad, porque en Ovejas la gaita nos lleva más allá de la Paz.

En Ovejas confinan maravillosamente la fe y la gaita, pero las dos ya no son sino una sola cosa como en el mandato divino a nuestros progenitores.

El pueblo con su fe le ruega a Dios y con la gaita le canta al Creador, pero, ruego y canto exigen Paz porque eso es gaita, gaita es Paz.

En los pueblos del hombre Francisco, siempre hay gaita, porque todos los pueblos y todos los hombres reclaman la paz: Bajan de Chengue, Salitral, Canutal, Canutalito, Almagra, El Floral o Naranjal.

Vienen repletos de necesidades, acompañados de generaciones, cargando con el alma su sagrado instrumental, les asiste la ilusión de brindar un festival.

Al llegar al pueblo olvidan su cansancio, pero nunca el sufrimiento porque ellos hacen el festival para contribuir a la Paz.

Ovejas engalanado porque ha vuelto el festival, todo él se convierte en el gran hotel de todas las estrellas porque todos brillan por su hospitalidad.

En sus calles, el sonar de las gaitas, el olor a tabaco y los hijos de Ovejas, implementan la Paz de siempre, la que todos anhelan y Ovejas ofrece para compartir.

El mote de queso, la pava de ají, el apretón de manos, el nudo en la garganta, el abrazo efusivo, el reencuentro ovejero, reencuentro de historia, subir y bajar lomas y llegar a la plaza, nos desmoviliza a la gaita y nos reinserta en el festival, pero, el pueblo se resiste a aceptar un lenguaje distinto del lenguaje de la Paz, que nace de la gaita porque LA GAITA ES UN FESTIVAL A LA PAZ.

“Salve tierra cuyo nombre simboliza la bondad”.

Don Gabriel y Flor del Monte, siempre Gaita, siempre Paz.