Thursday, October 18, 2007

EDITORIAL (2007)



Es gratificante para la cultura gaitera (muy especialmente la Ovejera), que el proceso de formación de nuevas generaciones de cultores y danzarines de música de gaitas se adelante con mucho entusiasmo, responsabilidad y decisión por cuanto es la forma inequívoca de asegurar la transmisión de nuestros valores y arraigos a nuestras nacientes generaciones. Es tal la motivación que existe entre nuestros jóvenes valores, que incluso en municipios con nacientes procesos de formación pero ávidos de conocimiento musical e histórico que vienen haciendo presencia en el Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene”, y en los festivales de San Jacinto, Cartagena, Galeras y Cereté, principalmente.

Cada evento viene realizando ingentes esfuerzos para preservar estos valores culturales que identifican nuestra esencia Caribe y proyectarlos al mundo. Ovejas ha sido premiada con la participación de las agrupaciones gaiteras Gaiteros de mi Pueblo, Tumbalí y Dinastía Gaitera, quienes posibilitaron que se conociera nuestro folclor en tierras lejanas de Dinamarca y México. Para este año nuestra gran motivación es brindarle el impulso a esta bella manifestación que no morirá en la medida en que nos entreguemos de corazón al fortalecimiento de nuestra identidad.

En asocio con la Fundación Antonio Restrepo Barco y del SENA, seccional Sucre, esperamos afianzar el proceso de formación mediante la capacitación de más niñ@s y jóvenes prospectos que están deseosos de mostrar el gran potencial que poseen. De igual forma esperamos capacitar pedagógicamente a nuestros jóvenes maestros para que sean ellos quienes transmitan el conocimiento acumulado y la gran experiencia adquirida en su trasegar por la vida gaitera de Colombia.

Esperamos contar con el apoyo permanente del sector oficial en cabeza del Ministerio de Cultura, Gobernación de Sucre y Alcaldía de Ovejas, quienes tienen la gran responsabilidad histórica de afianzar estas manifestaciones culturales y proyectarlas al mundo en consonancia con las distinciones entregadas al Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene” por su importante aporte al desarrollo cultural, de la paz y la convivencia pacífica en los Montes de María.

Ese sería el mejor premio que recibiríamos quienes con gran esfuerzo, dedicación, responsabilidad y tesón damos todo de nosotros (aún alejándonos un poco de nuestras familias), para generar permanentemente cultura desde este bello municipio de los Montes de María en donde el estigma que se nos endilga nos causa un profundo detrimento a nuestro humilde y generoso espíritu.

Con muchísimo aprecio y agradecimiento por su infinito respaldo a todos los cultores Colombianos, la Junta Directiva del Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene” les da la más sentida y acogedora bienvenida a la Universidad de la Gaita.

AL FESTIVAL DE MIS AMORES (2007)


Por: Álvaro González Quessep


Haber ejercido como Alcalde Municipal en esta bella población tabacalera de los Montes de María me ha permitido reforzar y destacar el gran alcance e importancia cultural que tiene el Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene” para el desarrollo integral de nuestra identidad Sucreña y Caribe.

Con muestras fehacientes y contundentes de buen sentido de pertenencia hacia nuestro evento insigne, el Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene”, y en especial hacia Ovejas, podemos afianzar en nuestros pobladores ese profundo amor por preservar y defender nuestras raíces y difundirlas en cada uno de los escenarios a los que seamos invitados como representantes del folclor caribe en las áreas de música y danza, principalmente.

Como Alcalde determiné realizar el mayor impulso económico en la historia del Festival con el objeto de asumir la gran responsabilidad histórica que me asiste como primer mandatario local. De esta manera esperamos ver reflejados en los entes territoriales a nivel departamental y nacional un mayor compromiso hacia uno de los eventos más autóctonos de la Costa Caribe y Colombia en donde confluyen anualmente destacados exponentes de los saberes musicales y folclóricos de Colombia.

Nuestro aporte al proceso de gestión del festival arrojo importantes frutos toda vez que en compañía de la Junta Directiva, en quienes deposite toda la confianza y respaldo en su ardua labor administrativa de gran responsabilidad y seriedad, impulsamos una imagen fortalecida y madura del festival reflejada en el respeto por mantenerlo alejado de los quehaceres y desafueros políticos y procurar un clima de mayor confraternidad y convivencia armónica.

Es un precedente que dejo sembrado para los futuros gobernantes que en el próximo periodo deben estar de la mano con los directivos de los eventos folclóricos de reconocida trayectoria e importancia cultural en cada uno de los municipios de Sucre. Una vez germine esta semilla, se generarán fortalezas hacia el afianzamiento de la cultura Caribe en nuestras nacientes y futuras generaciones, quienes tendrán los mejores referentes en los festivales de música tradicional colombiana.

Dios, en su infinita bondad, nos ha permitido contar con su acompañamiento espiritual y solo en Él, abrigamos la esperanza de seguir adelante en nuestro propósito de construir de la mano de los Ovejeros un mañana más promisorio lleno de oportunidades para todos.

Suele ser triste una despedida. En esta ocasión, deseo resaltar la alegría y el aprecio de quienes me acompañaron en este capitulo de la historia de Ovejas, sin los cuales la nostalgia invadiría mi corazón. De manera especial destaco el apoyo incondicional y emocional de mi señora esposa y de mis hijos, y en general de toda mi familia, quienes en muchas ocasiones fueron soporte espiritual que lleno mi corazón de sosiego en momentos de angustia y dolor.

Muy especialmente al pueblo de Ovejas con todo mi afecto y deseos de éxitos para todos.

ISMAEL ORTIZ: LA GAITA ES MI HERENCIA (2007)


Por: Lic. Armando Rivero Manjarrez

En el barrio San Judas, en Ovejas Sucre, hay una casa de palma y bahareque fabricada con el aroma de la música de gaitas, por eso no es de extrañar que a cualquier hora, de ella emanen los sonidos embrujados de una gaita triste, melancólica o alegre. Es la vivienda del gaitero, artesano, cantante y compositor Ismael Ortiz Gutiérrez, nacido un 3 de mayo de 1946 en Joney, una vereda rodeada de montañas, pájaros, arroyos, en la zona rural de Ovejas. En ese ambiente rural campesino creció Ismael, bajo el cariño de su madre Maria Francisca Gutiérrez Flores y el influjo musical de sus tíos y su padre José Antonio Ortiz Causado, gaitero que acompañaba con la gaita macho a Francisco Olivera “El Lobo de la Ceiba”, otro grande de nuestra música, que amenizaba todas la velaciones que se hacían en la región con su gaita hembra.

Su niñez transcurrió entre los mandados, la búsqueda del agua, los cantos y rezos que le enseñaba Pacha Barrios, las clases personales que le dictaba Rafael Fontalvo y los juegos tradicionales como el escondido, el toro, sacabarro y la pirinola que compartía alegremente con sus seis hermanas y cuatro hermanos. La familia Ortiz Gutiérrez como muchas en esa época era numerosa, Ismael es el séptimo de once hermanos y hermanas. Las mujeres no se dedicaron a la música porque para ellas en esa época todo era muy estricto, en cambio todos sus hermanos aprendieron el arte musical: Francisco, Enrique, José , Toño e Ismael tuvieron la oportunidad de participar en las fiestas, de ver sonar el tambor en su casa a Francisco Llirene, que iba a peluquear los gallos de pelea, de ver tocar a sus tíos, a su padre y a su amigo El Lobo en la efervescencia de las noches montañeras.

Bajo todo este influjo Ismael aprendió a tocar redoblante, y a los 16 años sale de correría o rebusque acompañando el acordeón de Carmelo Causado, más adelante acompañado de guacharaca y timba incursiona con el baile cantao, improvisando hermosos versos, que el tiempo se ha encargado de borrarlos; en ese proyecto que era la vida de los fines de semana y de parranda introducen al violinero Jesús Lara, entonces muchos los conocieron como Ismael y su conjunto.

Con el transcurrir del tiempo Ismael aún tímido para mostrar sus atributos en los instrumentos con un conjunto de gaitas, se dedica a cantar integrando los Cumbiamberos Campesinos, cuyo gaitero hembrero era el gran maestro Atilano Barrios, de quién se dice que aprendieron las nuevas generaciones de gaiteros Ovejeros, en la gaita macho Julio Barrios, en el tambor Francisco Ortiz, en el llamador Enrique Ortiz. Aunque la gaita desapareció por un tiempo de su vida, fue en 1985 cuando se inicia el Festival Nacional de Gaitas que deciden los Cumbiamberos Campesinos participar ante la invitación de los organizadores. De ese primer Festival Ismael recuerda que se realizó “al lado de la Alcaldía, en un corredor por tarima”, además de ellos participaron como diez conjuntos entre ellos recuerda a Medardo Padilla, Juan Lara, Toño Cabrera, Sebastián y Chango Mendoza, los gaiteros del Parejo, el lobo de la Ceiba entre otros, pero ellos no ganaron . Al siguiente año ocupan el segundo puesto en la categoría aficionado, en gaita larga, y así participaron durante algunos años y viajaron a diferentes partes del país promocionando el Festival, hasta que Ismael queda solo ante la conformación de los Caciques de la Gaita, sus compañeros emigran al otro conjunto y el pasa a integrarse durante tres años a otro conjunto tradicional de gaitas como los Hermanos Pelufo, que en su mayoría eran Ovejeros residentes en el Carmen de Bolívar, de quienes recuerda a Gilberto Angulo tocando la gaita hembra, a su hijo Alfredo Angulo en el tambor, a su sobrino Eduardo Angulo tocando el llamador, a Ismael y Reyes Pelufo, machero y cantante respectivamente, por quienes profesa un gran cariño.

La música lo ha acompañado toda la vida, la música ha sido su vida y la de su familia, aunque la gaita lo enamoro desde niño, su esposa Carmen Edit Zabala Alvarez también lo hizo hace 43 años, aunque de este matrimonio no nacieron las gaitas y los tambores, sí quienes lo ayudan a fabricar y los hacen sonar: Yimmy, Maldiris, Henry, Noemí, Gregorio y Aura Maria, todos recibieron como él, esta música de Gaitas, pero sin discriminación de género. Los Hermanos Ortiz como se le conoce en el ámbito gaitero, esta conformado por algunos de sus hijos, ellos empezaron muy pequeños a participar en el Festival y sus primeras victorias se registran en la categoría infantil, en 1990 en el segundo lugar, en 1991 el tercer puesto, en 1992 ocupan el primer lugar.

Después de esto y de separarse de los Hermanos Peluffo, el padre reúne a Henry, a Gregorio, a Maldiris, a Aura Maria con él para que los Hermanos Ortiz entren a participar en la categoría aficionada y luego profesional, en las cuales recorrió diferentes Festivales como el de la cumbiamba en Cereté, el de la Algarroba en Galeras, el Regional de Gaitas en San Jacinto, el Festival de Gaitas en Ovejas entre otros. Ismael en algunas ocasiones ejecuto la gaita y obtuvo premios, pero el vio en su hijo Henry, quien le tocaba el tambor, un gran potencial para la gaita hembra y fue así que él paso de nuevo al canto, Gregorio a la gaita macho, Maldiris al llamador, Aura Maria a la Tambora y en unos de esos tiempos maravillosos lograron que en el tambor por ocho años se integrara a la familia Fernando Séptimo Mosquera.

En el Festival Folclórico de la Algarroba, en cuyo primer festival se presentó con el gaitero Feliz Contreras, se registran los siguientes reconocimientos a los Hermanos Ortiz en la gaita corta profesional: 1996,1997, segundo lugar y en el 2002 Ismael Ortiz gana el primer lugar en la canción inédita con Sueños de una Cumbia y Henry Ortiz es elegido el mejor gaitero. En el Festival de la Cumbiamba Ismael recuerda que ganaron en varias ocasiones: primer y segundo lugar en Aficionado y Profesional en gaita corta. En Ovejas en 1997 el tercer puesto en gaita larga profesional y en 2001 Henry Ortiz es escogido mejor gaita hembra.

Son muchas las creaciones musicales que nacieron en parrandas e improvisaciones, algunas se quedaron allí, y otras se lograron recordar y grabar. Las canciones nacen en un segundo, no se piensan, recalca Ismael Ortiz, nacen de las anécdotas, las vivencias. El se inspira en la gaita, en las mujeres, los amigos, y de cualquier situación aparecen como La Cobradera, (grabada en el 2000), la Compostura, Maraca y Tambor, La Pura Verdá, La gaita es mi Compañera, Siento una Gran Nostalgia, la Casa de Animalito, Por amor a la gaita, (dedicada a sus hijos) y muchas más que desfilan todos los años en los concursos, de los cuales Ismael dice que ha ganado el primer puesto: el cariño del público y su pueblo. Ismael sigue siendo un hombre sencillo, un amigo, un campesino, un artesano de instrumentos musicales de gaita. Él cultiva la chuira, la pitahaya, como cultivar la yuca, el ñame, el tabaco y el maíz. El Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene” en su XXIII edición le rinde homenaje en vida a este gran juglar de la música gaitera, un hombre que sigue ejecutando y componiendo esa música, que también ha enseñando, como el legado más precioso de su vida, el que recibió de sus ancestros y deja a sus hijos y nuevas generaciones como su Gran Herencia.

Ovejas 7 de julio de 2007.

LOS CONOCÍ (2007)

A todos aquellos Ovejeros a quienes conocí y con quienes pude disfrutar de inolvidables momentos con mucho cariño, respeto y nostalgia


Arnuldo Rodríguez Amaya


Los conocí. Sí, tuve la gran fortuna de conocerlos y apreciarlos por su generoso y desinteresado aporte al desarrollo cultural de Ovejas a través de extenuantes jornadas de dedicación al canto, al baile, a la tradición oral, a la organización de eventos y en general, a la creación y utilización de espacios de sana diversión que procuraran el disfrute y aprovechamiento de la variada riqueza heredada con motivo de la trietnia.

Cualquier motivo era el mejor pretexto para reunir a un grupo de amigos o integrarse a la celebración de un evento de interés general en Ovejas. No hubo distingo entre una fiesta patronal y una parranda, igual, se dedicaron con mucho entusiasmo a resaltar las cualidades artística de quienes en su compañía, hacían posible la realización del evento.

¿Quien no se entristece con la partida de un ser querido? ¿A quien no le produce nostalgia el hecho de no poder disfrutar de un momento inolvidable en compañía de un amigo? Son estos momentos de profunda meditación en los que cae nuestro espíritu cuando parte alguien en donde mejor apreciamos su compañía; aquella que ya nunca tendremos.

Hoy, cuando sucumbo ante los recuerdos, viene a mi mente su lento caminar, su hablar pausado, sus picarescas historias de amores, su gran conocimiento para la curación de picaduras de serpientes a través de mágicos brebajes, su nostalgia por la ausencia del hermano fallecido y la gran esperanza de ver nuevamente a los familiares cercanos que por motivos desconocidos se alejaron en los últimos momentos de su vida. Una gran tristeza musical produjo su fallecimiento en nuestro municipio.

La alegría que la caracterizaba se aumento sin medida cuando supo que sería la homenajeada. Sería el centro de atracción; cosa que disfrutaba y gozaba como en aquellos días idos cuando participaba de las ruedas de gaitas organizadas en el casco de Ovejas a las cuales asistía ceremonialmente después de un viaje a pie desde la zona rural. Aquellos bellos recuerdos del primer amor; inolvidables y resaltados que le sonrojaban cada vez que se evocaban. Un gran aprecio hacia sus familiares más cercanos en sus últimos días.

Siempre estaban presentes sus historias fantásticas cuando del origen del mundo se hablaba. Ni hablar de todas las historias en el campo y la ciudad. Sus predilectas tenían que ver con su trajinar campesino y los regresos a medianoche después de parrandas gaiteras en la lejana tierra de Ovejas y por otro lado, las que evocaban su picardía para sobrevivir en el trajinar acelerado de la ciudad de donde se vino para estar con tranquilidad acompañado de sus animales y su música de gaitas. Una penosa partida en la soledad y el abandono.

Padre responsable, gran hombre, buen amigo, dedicado músico y parrandero ocasional de gran recordación, fueron sus más recordadas cualidades. Inquieto trabajador que amenizó eventos de grata recordación como lo fueran las fiestas patronales y las de la Virgen del Carmen. Poseedor de un carácter regio que puso a disposición del Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene” de quien recibió como retribución un homenaje después de su fallecimiento. Desesperanza ocasionó aquella partida nocturna que hoy se siente como si fuera reciente su partida.

Batallador incansable y amigo de sus amigos. Conocedor minucioso de la historia reciente de Ovejas y sus diferentes etapas. Constructor de identidad al lado de incansables amigos a los que supo destacarles sus cualidades y motivar la desaparición de asperezas en medio de diálogos amenos llenos de mucha enseñanza. Fue una de las personas más equilibradas con respecto al verdadero origen del Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene” y sus fundadores.

De reconocida y prolija familia Ovejera cultivadora de identidad cultural a través de la ejecución de diferentes instrumentos gaiteros. Conocedor de los secretos ya develados del artesano hacedor de mochilas en pita de gran calidad. Inolvidable creador de aquella canción gaitera con evocación picaresca del golpe humano en el clímax del amor. Creador de cuentos mágicos y anécdotas inolvidables de nuestros abuelos que enriquecen la tradición oral de nuestro ser Caribeño

Todos homenajeados, todos sobresalientes cultores de identidad, una parte de nuestra historia musical y de tradición oral que serán de grata recordación para nuestras nacientes generaciones. Propendamos por dejar escrito este legado para que permanezca en nuestra memoria el gran aporte realizado por cada uno a la historia de Ovejas.

HACIA UNA CÁTEDRA DE FOLCLOR
(Tercera intención)

Síntesis del ensayo “Música y Danza, principales elementos de nuestra cultura en el entorno escolar”

Por Cristóbal Colón Benítez

Si algo ha caracterizado a nuestra región caribe es la inagotable fuente de expresión artística dada a través de la música y la danza, dos manifestaciones íntimamente ligadas por un elemento común como el ritmo y que se traduce en la expresividad de nuestros músicos y bailarines.

Pero no solo con ello se establece su “apareamiento”; vistas también desde nuestro contexto cultural, música y danza hacen parte de un legado pluriétnico a partir del proceso ancestral de mestizaje que a pesar de sus condiciones de avasallamiento, dio los mejores frutos de expresión rítmica y sonora.

Esa gran riqueza expresiva propia de los seres del caribe, debe ser aprovechada por el alto valor que tiene en el desarrollo del pensamiento y en el modo de vida de niños, niñas y jóvenes, fundamentos que la pedagogía moderna ha estimado como fundamental para el logro de mejores resultados educativos.

“En el marco educativo pensamos que se deben insertar las actividades relacionadas con el cuerpo: música, expresión corporal, danza, etc., habida cuenta de las múltiples ventajas que aportan al desarrollo de la personalidad del niño o la niña, siempre que se pongan en juego sus facultades físicas, intelectuales y afectivas” .

Es sorprendente, por decir lo menos, la gran influencia que ejerce la música en el desarrollo del ser. Los estímulos sonoros han sido objeto de estudio por muchos pedagogos que han encontrado en la música un elemento esencial en las actividades escolares, especialmente en los niños, que basados en diversos métodos han contribuido a la formación del pensamiento, al aumento de la capacidad lectora, al desarrollo de la inteligencia, el desarrollo sensorial y el desarrollo motriz, entre otros.

Ya desde la antigua Grecia la música tenía el mismo grado de importancia en la educación que las matemáticas y la filosofía. Las siete artes liberales, que en educación eran los temas del currículo antiguo y medieval, comprendían la gramática, la lógica, la retórica, la geometría, la aritmética, la astronomía y por su puesto la música.

Hoy en día, basados en múltiples investigaciones, se han desarrollado diferentes métodos de enseñanza de la música con excelentes resultados que son materia de estudio y aplicación en diferentes escuelas en todo el mundo; los Método de Dalcroze, Orff, Kodaly, Suzuki, son entre otros, los más apetecidos por los maestros de educación musical.

Asimismo, estos trabajos se basan en un componente común que bien vale la pena tener en cuenta: el reconocimiento y la valoración de la música y el movimiento como elementos esenciales en el desarrollo creativo de los niños. Pero de donde parten? He aquí lo importante, estos estudios toman como punto inicial, la música que brinda el contexto sociocultural donde se desenvuelve la vida de los educandos; dicho en otras palabras parten de lo propio, de lo autóctono.

Por su parte, no con menor importancia, la danza juega un papel fundamental en el desarrollo del individuo, igual que la música, la danza ha estado presente en toda actividad del ser humano desde su misma aparición, todas las culturas han danzado por distintas razones, bien sea por un cumplimiento ritual, por comunicación o por diversión ya que en ellas encuentran un sentido envolvente que les caracteriza. La danza como forma de expresión artística la utiliza indistintamente el hombre y la mujer para exteriorizar sus emociones, sentimientos, pensamientos, estados de ánimo, como también para entretenerse, divertirse y disfrutar.

Desde ese punto de vista pedagogos como Jean Piaget y estudiosos de la danza como Rudolf von Laban, por mencionar algunos, han dedicado valiosos tratados a la importancia de la danza en el desarrollo del ser, pero también a la relación de esta con la música. En tal sentido, la nueva pedagogía de la danza resalta lo importante de tener en cuenta estos aspectos de interdisciplinariedad (música y danza) que ayudan a tener una clara percepción del propio cuerpo, manejo de tiempos, el ritmo y el espacio.

“No obstante, ante todo lo que implica esta relación resulta paradójico que en las experiencias propias, sobre todo las que tienen que ver con la practica de la danza en los espacio educativos o en la conformación de grupos independientes que basan su trabajo en los elemento folclórico, no se le preste la debida atención, por falta de conocimiento, a estos elementos que enriquecen la puesta en escena”.

Basado en las anteriores consideraciones, resulta entonces sencillamente pertinente, conociendo los grandes resultados logrados a partir de la música y la danza en otras latitudes y dada la invaluable riqueza que poseemos desde nuestros ancestros, considerar estas manifestaciones también como un medio de expresión que debe traspasar las paredes de las aulas como herramienta pedagógica válida que ha de favorecer un desarrollo integral de nuestros niños y niñas.

Por esta razón persisto en mi interés de seguir insistiendo en una transformación pedagógica de las escuelas que se fundamente en el conocimiento y reconocimiento de los elementos que integran nuestra propia cultura para volcarlos al servicio de la educación. Los PEI’s son la mejor herramienta y el espacio propicio para lograrlo. No basta para ello solo la buena intención de las clases de aquellos docentes que, a falta de una mejor preparación en la materia, a veces se limitan a “poner tareas” sin que ellas obedezcan a una correlación pedagógica

Una cátedra de folclor bien estructurada, que incentive el sentido investigativo, ayudaría profundamente al desarrollo creativo de niños, niñas y jóvenes, además que facilitaría que nuestros músicos y bailarines lleguen a las escuelas revestidos de su conocimiento permitiéndole a los educandos “jugar” con nuestros propios instrumentos, (pitos, gaitas, tambores y maracas) nuestros propios ritmos (porros, cumbias, gaitas, puyas etc) y nuestras propias danzas, en un espacio abierto al nuevo conocimiento y a la creatividad con los elementos que les ofrece el mismo contexto sociocultural en que conviven.

EL MUNDO DE LA CHUANA (2007)

Por: ELBER ALVAREZ GUZMAN

¨En un principio no había nada, hasta que a Dios se le ocurrió la divina idea de que un Zenú inventara la chuana¨.

En muchas poblaciones de la Costa Atlántica, existen por tradición las chuanas o gaitas. En algunos de esos lugares se impuso por sobre otras culturas y se ha mantenido hasta nuestros días, como en los asentamientos negros de San Onofre y María la Baja entre otros.

El territorio gaitero estaba comprendido entre la sierra nevada de Santa Marta y el valle del río San Jorge en el departamento de Córdoba. Hoy día la gaita es patrimonio nacional. Las poblaciones de mayor desarrollo con las gaitas en nuestra Costa Caribe son: Ovejas, San Jacinto, San Onofre, Maria la Baja, Magangué, Cartagena, Corozal, Galeras, Sincelejo, Sahagún, San Andrés de Sotavento, Planeta Rica, Montería, San Pelayo.

El territorio Zenú además de ser muy importante por su desarrollo hidrográfico lo fue mucho más por lo cultural. En lo referente a lo musical, en este territorio se fusiona la triétnia (blanco, negro e indígena) aportando cada uno una buena cantidad de saberes que luego de conjugarse dan nacimiento a ritmos como: el porro, la cumbia, la gaita, bullerengue y puya entre otros.

El territorio comprendido por los Montes de María, el de San Onofre y María la Baja, se desarrolla la gaita larga y en el resto de la sabana la gaita corta con algunos ejecutantes en el sector del piñal (Los Palmitos). En el mundo de la gaita corta encontramos algunos personajes muy importantes. He aquí una pequeña lista de los innumerables gaiteros que han habitado en estas tierras.

Según el maestro Félix Antonio Contreras Novoa, quien nació en Corozal, Sucre el 15 de enero de 1928, su maestro fue Nicomedes Piñeres de Ovejas, Blas Chamorro, Víctor Chamorro, Juan Novoa, Salvador Pérez, Antonio Santos, Julio Gamboa, todos estos del piñal. Ignacio “Nacho” Luna de Galeras, Manuel Cordero de Planeta Rica, Eligio Cordero de Montería, Pablo Díaz de Colomboy, Evaristo Flórez de Ayapel, Nazario Flórez de las pinturas San Carlos, Adolfo Ortega de Sahagún, Pablo Carvajal de San Pelayo, y un sin numero de gaiteros algunos fallecidos y otros aun viven con una edad avanzada y en el anonimato.

El territorio de la gaita ha sufrido muchos ataques como la llegada de los grandes equipos de sonido que desplazaron a nuestros viejos gaiteros de los eventos públicos, los instrumentos de origen europeos que ayudaron en el desarrollo pero a la vez con el no surgimiento de las gaitas. La llegada de las emisoras radiales que aún programan otro tipo de música, a todos estos problemas sobrevivió la gaita por ser parte de nuestra alma, pues nosotros los descendientes zenúes no sabemos vivir sin escuchar el sonido de una chuana.

EL FESTIVAL NACIONAL DE GAITAS DE OVEJAS (2007)

Por Leonardo Garzón Ortiz


En octubre del año 2005 tuve la oportunidad de asistir al Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene” en la ciudad de Ovejas, Sucre. Esto se dio gracias a la invitación que hiciera la organización del Festival al Ministerio de Cultura, para contar con el acompañamiento de una persona vinculada a dicha institución gubernamental y así, mostrar de primera mano cómo se hace el festival, qué es lo que muestra y cómo vive la gente de la cultura de la cumbia y de la gaita un evento como éste. Asistí entonces, como delegado del Ministerio de Cultura al festival.

En esa oportunidad, se desarrollaron tres modalidades de concurso: una dedicada a las agrupaciones aficionadas, otra a las agrupaciones profesionales y otra a la obra inédita. En cada una de ellas, se presentó un número muy significativo de agrupaciones musicales de diferentes regiones del país, grupos de Sucre, de Córdoba, de Bolívar, de Atlántico, de Antioquia, de Santander, de Quindío, de Cundinamarca, Bogotá y hasta de Cali.

Sorprende entonces que la música de tambores y de gaitas trascienda las fronteras de los Montes de María y haya llegado hasta las cordilleras andinas y tenga en otras regiones cultores de tan alta calidad como los sucreños y cordobeses.

Otro elemento digno de destacar en el festival fue el espacio dado a la presentación de procesos infantiles de formación en diferentes municipios y proyectos de la región. Se presentaron en tarima cerca de 15 proyectos de formación infantil y juvenil; procesos articulados a las casas de la cultura, a fundaciones, a alcaldías municipales, a instituciones como el SENA, o a iniciativas particulares que están permitiendo a una gran población de niños y jóvenes de la región entrar en contacto directo con esta tradición musical y evidencian la permanencia de esta tradición en las nuevas generaciones.

La experiencia directa con los festivales enriquece enormemente la mirada de la política que se coordina desde Bogotá y que se ha construido con los actores regionales. Esta visita en particular al Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene”, permitió observar el desarrollo de las actividades artísticas ya mencionadas, y la forma como los habitantes de Ovejas y muchos turistas que llegan de diferentes partes de Sucre y del país viven y disfrutan la fiesta de la gaita y la cumbia.

El Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene” de Ovejas, es sin duda uno de los más representativos de la música tradicional del país, por su impacto cultural, por la cantidad de músicos que convoca, por la vivencia fundamental de esta música para los habitantes de la región, y principalmente, porque está permitiendo a una expresión de la costa caribe estar vigente, hacer presencia en la vida de muchos colombianos.

Como todos los procesos culturales que han surgido de la necesidad expresiva de sus comunidades, requiere del apoyo continuado de las entidades de gobierno municipal, departamental y nacional, así como el fortalecimiento de la organización civil, en este caso, la Fundación que coordina, convoca y dirige el festival. La encomiable labor que adelanta esta entidad desde hace más de veinte años por darle vida y sostenibilidad al encuentro en torno a la gaita, ha permitido que se mantenga hasta hoy como uno de los espacios más significativos en la cultura nacional.

Se hace necesario también que el Festival entre en contacto directo con otros festivas similares que se realizan en diferentes lugares del país, alrededor de otras manifestaciones musicales pero con búsquedas y propósitos muy similares. En parte, la iniciativa movilizada por el Ministerio de Cultura a través de la Red Nacional de Festivales de Música Tradicional Colombiana está encaminada a crear entre ellos lazos de apoyo, cooperación y fortalecimiento en aspectos artísticos, financieros y de gestión y proyección, entre otros.

Ahora ya no como delegado de una institución gubernamental, sino como ciudadano del común y como artista, doy mi voto de confianza a la gestión adelantada por la Fundación Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene” y espero que los músicos comprometidos con esta práctica, así como los ciudadanos que asisten y participan de él, y las instancias de gobierno le sigan apostando a este evento y permitamos entre todos con eso, favorecer un espacio de encuentro, de crecimiento y de construcción social.

RAFAEL OVALLE BOLIVAR: EL ETERNO REY MOMO (2007)

“La memoria viviente de la historia del Carnaval Ovejero”

Por: Lic. Armando Rivero Manjarréz

Hoy 9 de Julio de 2007, he de recordar la primera vez cuando fui al colegio, el rostro alegre de la seño Senia y la ternura de la vieja Saida, me recibieron como en aquella ocasión y fue hace veinte años, cuando por primera vez, en ese lugar comencé a escuchar sobre un hombre alegre y dicharachero que le gustaba el Carnaval, la música de Gaitas, la de Bandas y los Boleros. Hoy vine a ese hogar, ubicado por el curato como antiguamente se le conocía a esa calle, dispuesto a retroceder en el tiempo y viajar por la vida de Rafael Ovalle Bolívar, 85 años que esta ligados también a una pequeña parte de la historia de Ovejas.

Su vida
Ovalle, como popularmente lo conocemos, nació un 20 de Julio de 1922, hijo del primer telegrafista que tuvo el pueblo, Rafael Ovalle, padre, era oriundo de Santander del Sur y se enamoró de Ana Isabel Bolívar, la hija de Simona González, nieta de la encomendadora Doña Matía González. Rafael tuvo un único hermano, Marino Bustillos.

En su niñez estudió en la nocturna en la primera Escuela oficial de Ovejas. Ella funcionaba en lo que hoy es el comando de la Policía Nacional. Como todos los niños de la época jugaba, con sus amigos, la bolita de cristal, el escondido, el trompo, el caballo de palo, el barrilete y salían a las pajas a cazar conejo y a Calle nueva a ver los ensayos de Carnaval. Recuerda que su abuela tenía, en la que hoy es su casa, uno de los primeros hoteles del pueblo llamado “Hotel Bellavista”; en el cual se hospedaban las personalidades del momento como el Clero. A ese hotel llegaban sus amigos de infancia a jugar: Abraham Rivero, Tico Taboada, Jaime Pizarro, Luis Portillo, Benjamín Tarrá, entre otros.

Desde muy temprano le tocó trabajar y aprendió el oficio de reparador y hacedor de viviendas de palma y bahareque, con el tabaco a manipularlo y hacer todos los oficios que un buen obrero tenía que saber. La Universidad de la vida le enseño muchas cosas y le permitió estudiar a distancia, a la edad adulta, fotografía y Administración de Empresas. Sus buenas relaciones políticas le permitieron ser delegado del partido Liberal y trabajar en altos cargos del Estado como fotógrafo oficial de la Registraduría Nacional de Estado Civil, Registrador encargado y delegado para diferentes zonas del país, revisor técnico grado dos en la Contraloría, funcionario de INSCREDIAL (El Instituto de Crédito Territorial). Estos trabajos le permitieron viajar por muchos rincones del país y como un buen marinero dejo sus amores en cada puerto, de los cuales recuerda que le dejaron 20 maravillosos hijos e hijas, quienes le han regalado 63 nietos y nietas, a ellos los ama profundamente. Su fiel amada y compañera Saida Narváez Cárdenas, con quién lleva 35 años de matrimonio le regaló 10 de los veinte: Enrique Jaime, Rafael Dionisio, Saida Isabel, Senia, Eraclio, Edgar Antonio, Bernardo, Domingo Sabio, Sandra, y Alberto. Saida como si fuera el primer día de casado, lo sigue consintiendo y le prepara su comida, en la cual no puede faltar su calducho, que lo prepara con cebolla picada, limón, guagualito picante, sal, un poco de agua y mucho amor, de la cual dice que “es medicinal y le sirve para los gases”

Rafael y su Carnaval del Recuerdo

La memoria de Rafael Ovalle se remonta a los relatos de su Abuela Simona González quien le contó que los Carnavales se celebran en Ovejas desde 1840. De su recuerdo rememora 1936 cuando participa con un disfraz envuelto en una crítica a una pareja que se había casado, teniendo la novia 3 meses de embarazo, hecho censurable ante las normas morales de la sociedad de la época: Ricardo Buelvas se disfrazó de cura, Ovalle de esposo, Maria Bohórquez de novia y Mauricio Cohen era el padre de la novia.

En aquellos tiempos Calle Nueva era uno de los barrios mas populares de la Comunidad y allí se reunían para presenciar las practicas de los grupos folclóricos y las danzas. Entre los que actuaban, recuerda a el viejo “Kilo”, Nicanor Arias, José Ortiz, las hermanas Bohórquez, Sofía Rojas, una morena muy elegante, quién se adornaba su cabeza con un ramo de flores y aretes grandes y largos. Ella interpretaba sus improvisados versos dedicándolas a las personas que encontraban a su paso, señalando las costumbres, anécdotas e idiosincrasia del Ovejero, también la acompañaba Carmen Contreras, Marisol Hernández y Maria Isabel de la Rosa “La bizca”. Con su recorrido por todo el pueblo contagiaban a su paso a todas las personas, que terminaban bailando al ritmo de sus cantos.

El Carnaval de Ovejas estaba lleno de tradición, disfraces y comparsas que eran acompañadas de maracas, gaitas y tambores; otras con violinas, guacharaca y baile cantao, algunas provenientes de sus corregimientos y otras zonas; Algunos tenían su escenario en las calles para pedir dinero y otros en algunas casas donde se presentaban los números o presentaciones y cada quién pagaba su entrada. En Carnaval era muy frecuente ver cumbiambas en las cuales las mujeres personificaban los dos géneros; el ignorante con atuendo de intelectual, disfraces imitando toda clase de animales, la danza de la Trenza, de los Negros, de los Indios, de los Caballitos, de los Goleros y otras que la memoria ha olvidado. La crítica era su esencia y las autoridades, personajes eclesiásticos y otros eran el centro de ellas.

El primer reinado de Carnaval se hizo en casa de Maria Beatriz Cárdenas, en donde se desarrollo por muchos años. Las candidatas a concursar se escogían por la que más voto tuvieran; el voto era el nombre de cada una escrito en una cinta de dos centímetros de largo y lo colocaban en el pecho de las personas como un recordatorio, y la candidata que más vendía era la ganadora. Posteriormente el reinado se desarrollo de otras formas y con ello aparecieron las carrozas.

Los bailes de Carnaval no existieron en el principio. Posteriormente se fueron dando en sitios como el Teatro Granada, en el cual tocaba “Guillo” Montes con sus bocinas o altoparlantes, en la Pica Pica; también se desarrollaron en la bastilla, en los populares bailes con tiquetes de Mario Contreras, que consistía en que los hombre compraban un tiquete para bailar una pieza con una dama, pero no faltaron los que esperaban que otro pagara para pedir barato y bailar gratis. En el Bolsillo en la Kz de Gabriela Teherán se hicieron los bailes con capuchón. Por esa época se popularizó el disfraz. Ufran Echavez los traía de Barranquilla y otros los fabricaban en Ovejas. Las autoridades lo regulaban con un permiso, adjudicándole un número para evitar abusos con él. Todos los estratos sociales participaron en el carnaval porque podían ocultar su identidad, hasta que se prohibieron por causa de la polarización y la violencia durante el gobierno de Laureano Gómez.

El Carnaval se jugaba sanamente con las populares cáscaras de huevo que almacenaba Juana Lliyo, la eterna vendedora de empanadas y mondongo en la plaza. Las cáscara eran llenadas de almidón , Polvo Rosita y papel picado, se rociaba con agua de alucena y se tapaba con papeles de distintos colores; estos se encontraban en las tiendas de venta para reventarlos en la cabeza de las muchachas y muchachos. Los muchachos preparaban anilina en frascos de distintos colores para rociar a todos en Carnaval.

Su trabajo como gestor cultural

Rafael Ovalle ha estado presente en el Carnaval de mil formas, desde los comité de Barrios, en los disfraces hasta en Las Juntas Directivas. El Carnaval en un principio se celebraban con organización de Juntas elegidas por una asamblea popular, en 1987 bajo el liderazgo de Ovalle se conformó la Corporación Carnestolendas, eventos culturales y deportivos permanentes autónomos con personería Jurídica No 209 del 12 de Julio (inactiva), que trabajó por muchos años en la preservación del Carnaval, incentivando la presencia de más y mejores disfraces, comparsas, barras y reinado popular.

Él ha sido socio permanente del Festival Nacional de Gaitas, desde el segundo evento; ha trabajado por la reconstrucción del Templo y conservación de las Fiestas Patronales desde la Fundación San Francisco de Asís. En su casa inició la conformación de una Escuela de Gaitas, sufragando los costos con su pensión, y a la vez reclama de los políticos, Gobernantes y Personas pudientes del Municipio mayor sentido de pertenencia para que desde su posición contribuyan como lo hace él, con sus escasos recursos, al rescate y la preservación de nuestras tradiciones. “Si no fuera por el Festival no nos conocieran en México, Dinamarca y otras parte”, Termina diciendo.

Rafael Ovalle lleva por dentro la esencia del Ovejero, en su ser el Carnaval, expresado en su solidaridad, amistad, alegría y espontaneidad que ha contagiado a toda su familia. Después de un largo diálogo me despido y los mismos rostros llenos de ternura y alegría, que me volvieron a recibir, me despiden con un abrazo y el viejo Ovalle recuerda que el 20 de Julio es la cita en su casa con Gaitas y tambores. Ahora lo observé y me di cuenta de su lento caminar, de su rostro marcado por el tiempo, pero también de su constante sonrisa y su cabellera blanca que me hizo pensar que en verdad, él es puro carnaval, el eterno Rey Momo de la Alegría Ovejera.